La Filmoteca de Sant Joan d'Alacant: Retrospectiva "Infancia y Guerra" con "Alemania, año cero" de Roberto Rossellini.

Por derecho propio añadimos en esta retrospectiva 2008-2011, una de las ausencias más notables a nuestro ciclo "Infancia y Guerra", originalmente proyectado en Abril de 2010. Nuestro interés a la hora de tratar los temas propuestos en los ciclos desde diferentes perspectivas, añadido a la necesidad de tratar el tema con tan sólo 3 películas, consiguió que finalmente optáramos por el cartel que a continuación se enlaza. Aplazamos en aquel momento para otra ocasión Alemania, Año Cero (Germania, Anno Zero, 1948) de Roberto Rossellini, en favor de Juegos Prohibidos (Jeux Interdits, 1952) de René Clément, por su, tal vez mayor, afinidad lírica con el resto o similar espíritu evocador de la infancia en tiempos bélicos y postguerra. Quizá, nuestra pretensión original trataba de simbolizar con aquel ciclo la capacidad evasiva del espíritu inocente y puro de la infancia, frente a la barbarie bélica y la desorientación de postguerra. De cualquier modo, ofrecemos ahora, con Alemania, Año Cero de Rossellini, una revisión al cartel temático completando el ciclo propuesto en Abril de 2010, con su merecida inclusión, que evidentemente añade otro enfoque más realista y pesimista, que no menos real o sincero.

Pincha en las películas para leer los análisis.

Introducción de "Alemania, año cero", por Roberto Rossellini.

"Cuando las ideologías se alejan de las leyes eternas de la moral y de la piedad cristiana, que son la base de la vida de los hombres, termina convirtiéndose en una locura criminal. Incluso la voluntad de la infancia resulta contaminada y arrastrada por un horrendo delito hacia otro no menos grave, en el cual, con la ingenuidad de la inconsciencia, cree encontrar una liberación del alma.

Esta película rodada en Berlín durante el verano de 1947 no pretende ser más que un relato objetivo y fiel de esta inmensa ciudad semidestruida, donde 3, 5 millones de personas arrastran una existencia espantosa, desesperada, casi sin rendirse cuentas. Viven la tragedia como si fuese su elemento natural, pero no por exceso de ánimo o por fé, sino por cansancio. No se trata de una acusación contra el pueblo germano ni tampoco de una defensa, más bien es una constatación de los hechos, pero si alguien, después de haber presenciado la historia de Edmund, pensara que necesita hacer algo, que necesita enseñar a los jóvenes alemanes a volver a apreciar la vida, entonces el esfuerzo de quien ha realizado este film habrá sido enormemente recompensado."