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Juegos prohibidos de René Clément.

Ficha técnica y sinopsis. Programa de mano.

"El secreto de la genialidad es el de conservar el espíritu del niño hasta la vejez, lo cual quiere decir nunca perder el entusiasmo."
Aldous Huxley.
“El mejor olor, el del pan; el mejor sabor, el de la sal; el mejor amor, el de los niños.”
Graham Greene.

   Para involucrarnos en una película tan inocente como Juegos prohibidos (René Clément, 1952) creo que debemos situarnos en una época pasada, los tiempos que corren son demasiado cínicos para servir de apoyo a su comprensión. Nos encontramos con un relato sobre niños poseedores del poder de la imaginación y la fantasía, una fuerza capaz de obstaculizar la idea de la muerte en tiempos de guerra. En todo momento se aleja suavemente del horror presencial y se aproxima a los sentimientos. En todas las épocas siempre ha habido niños que han sobrevivido a experiencias que nadie debería tener que soportar y eso es algo muy impactante. En definición es una película adulta sobre los niños.

     La niñez a veces es capaz de proteger la inocencia mediante la creación de juegos que contrarrestan el dolor. Juegos prohibidos fue, por este mismo motivo, alabada a la vez que atacada por los adultos: por que efectivamente los niños mostraban felicidad donde esta no debía existir. En la película japonesa de animación La tumba de las luciérnagas (Isao Takahata, 1988) notamos también este especial coraje a la hora de recorrer un camino parecido.

Cartelera diversa.

     El amor entre los dos niños es tan puro y simple que obliga a frotarse los ojos. Cuando un niño consigue obtener la complicidad de un compañero de juegos, son capaces de construirse, muy convincentemente, un mundo muy personal a su alrededor, donde todos los pensamientos se expresan en su creación, de manera que si alguien rompe con esta magia, el daño que se les provoca es difícilmente comprensible para ningún adulto.

     La dificultad que conllevaba para René Clément dirigir actores de tan corta edad en una historia de tamaña carga dramática era incalculable, seguramente desquiciante para la mayoría de directores de cine, obligándose en todo momento a relacionarse con ellos con mucha astucia y paciencia. El resultado es una interpretación absolutamente natural y convincente. Posiblemente al nivel de las mejores interpretaciones firmadas por infantes, entre las que destacaríamos, como no, la de Ana Torrent en El Espíritu de la colmena (Victor Erice, 1974), otra obra maestra hermanada con Juegos prohibidos.

La inocencia, el amor y la ternura en los niños protagonistas de "Juegos prohibidos" son mostradas como pocas veces en la Historia del Cine.


     Juegos prohibidos, fue seguramente la primera gran película de René Clément. Un cortometraje suyo sobre la misma historia fue visto por el director Jacques Tatí, quien le dijo que las características de tal obra debían desarrollarse en profundidad. Clément venia entonces (al igual que Tatí) del extrarradio del cine francés.

     La película recorrió el itinerario de festivales europeos más importantes, pasando por Cannes y Venecia, donde se llevó el León de Oro a la mejor película. Pero sin duda fue mejor reconocida en Estados Unidos donde logró un Oscar honorario en 1953. Pese a todo el reconocimiento, es cierto que tuvo críticas muy duras; algunos críticos manifestaron que la película en sí debería estar prohibida. Clément fue acusado al mismo tiempo de banalizar la guerra y sus horrores e infligir también esa supuesta carencia de piedad a sus actores. Los críticos de izquierdas la acusaron de ser un ataque contra la clase obrera, aunque los pobres campesinos mostrados son de los personajes más generosos y cálidos que contiene la película.

     Juegos prohibidos es sumamente poderosa en su compromiso con dos conceptos elementales: el horror de la guerra y la inocencia de la infancia. La cara de la pequeña Paulette, personaje encarnado por Brigitte Fossey, se convierte en un espejo que se niega a reflejar lo que ella debe ver y sentir en su entorno. Todo ello se añade a la escabrosa idea de jugar a enterrar a los muertos y poner una cruz sobre ellos. El director de fotografía, Robert Juillard, siempre pone un poco de luz adicional en la cara y el pelo rubio de la niña, prácticamente esta sugiriendo la presencia de un ángel.

     La banda sonora, elegida y realizada por el guitarrista español Narciso Yepes, fue ligeramente diferente a la disposición original conocida. La melodía más famosa de juegos prohibidos se ha convertido en un clásico de la guitarra clásica española. El "Romance Anónimo", ya estaba en la película Sangre y arena (Blood & Sand) de Rouben Mamoulian, de 1941, aunque más tarde el propio Narciso Yepes asumiría su autoría; afirmaba que la había compuesto a los 7 años de edad y que hasta 1952 se había extendido como un melodía cuyo anonimato a él le resultaba fascinante.


     Películas como Juegos prohibidos no se pueden elaborar a menos que se les permite la licencia de ser totalmente sencillas, sin trucos ni artificios, transparentes. Pese al planteamiento y la temática, no es una película para nada lacrimógena. No trata de crear emociones, sino de observarlas. Paulette no tiene la capacidad de hablar por sí misma, y la película no trata de hablar por ella, quizás es por eso que es tan impactante: su pena no está manipulada, y con la ayuda de un muchacho que la ama, ella le rodea con un juego que ningún adulto podría comprender.

Antonio Cristóbal


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