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Alarma en el expreso de Alfred Hitchcock.


Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.

“Es un excelente filme inglés, un excelente filme de Hitchcock.”
Claude Chabrol.
Para Hitchcock, un cineasta tan asentado en el mundo de Hollywood debió de resultar bastante chocante saber que era el cineasta predilecto de numerosos críticos de la revista francesa Cahiers du Cinéma. A mediados de la década de 1950 sugerían que el director, más que el productor, el guionista o los actores, era el autor del cine que hacía, y este planteamiento encajaba con la percepción de que Hitchcock controlaba cada uno de los aspectos de sus películas. En 1957 Eric Rohmer y Claude Chabrol publicaron un amplio estudio sobre Hitchcock y, en 1967, François Truffaut escribió un libro que contenía una extensa entrevista con el cineasta. Además de proponer una nueva forma de ver y analizar una película, estos críticos crearon el embrión de la Nouvelle Vague, a menudo invocando elementos del trabajo de Hitchcock en sus películas: Rohmer plasmó su visión de la obsesión en La rodilla de Clara (1970); Truffaut adaptó novelas negras estadounidenses de autores como David Goodis (Alfred Hitchcock Presenta y No tiren sobre el pianista) o Cornell Woolrich (La ventana indiscreta y La novia vestía de negro), y Chabrol dirigió numerosas películas de misterio con reminiscencias hitchcockianas como El carnicero (1970). Estos libros afianzaron el prestigio de Hitchcock y fueron los pioneros del gran número de obras que se publicaron posteriormente sobre el cineasta y su obra.

Claude Chabrol, apodado "el Hitchcock francés", parodiando a su maestro, Alfred Hitchcock.

A continuación el breve fragmento dedicado a Alarma en el expreso (The Lady Vanishes, 1938) recogido del libro Hitchcock de Claude Chabrol y Éric Rohmer. En dicho libro, el análisis de la época inglesa le correspondió a Chabrol, cuyo apelativo de ser el Hitchcock francés fue una justa asignación:


“Vino por último The Lady Vanishes (Alarma en el expreso/La dama desaparece) en 1938. Igualmente producido por Edward Black. En la mente de Hitckcock, este filme debía ser el último que filmaría en Inglaterra. Se había decidido a aceptar inmediatamente después una de las propuestas de Hollywood, sin saber todavía cual. Quiso terminar de manera triunfal, hacer algo que fuese a la vez la culminación de 4 años de búsquedas, un cuadro recapitulativo y un punto final. Eligió adaptar una novela de espionaje Ethel Lina White, The Wheel Spins: confió el guión a la joven pareja Frank Launder-Sidney Gilliat y lo modificó además en el rodaje con la colaboración de su mujer.

Los Balcanes, en un hotel de montaña se agrupan los pasajeros de un tren bloqueado por la nieve, en medio de algunos incidentes humorísticos, el asesinato de un guitarrista pasa inadvertido. Al otro día, todo el mundo se reúne en el andén de la estación para la partida. En el tren, Iris, una joven inglesa que se dirige a Londres para casarse, entabla conversación con una anciana, Miss Froy. Esta última desaparece y nadie, aparte de Iris, parece haberla visto. Iris sale a buscarla por los compartimentos, ayudada por un joven, Gilbert, especialista en danzas folclóricas, con el cual había tenido la noche anterior algunos altercados en el hotel. Otro viajero, el Doctor Hartz, intenta persuadir a la muchacha de que sufre alucinaciones y de que Miss Froy no existe. Tras una serie de incidentes tragicómicos, Iris y Gilbert descubren a la anciana, que en realidad es un agente secreto al que Hartz tenía la misión de eliminar. Pero el vagón en el que se encuentran es desviado a una vía secundaria y atacado por militares. Miss Froy huye entre los árboles, mientras Gilbert, a quién ha confiado su secreto, toma el mando de la locomotora y devuelve el vagón a la vía salvadora. Todo el mundo, Miss Froy incluida, termina sano y salvo en la acogedora ciudad de Londres.

Alarma en el Expreso/La dama desaparece tiene aires de diccionario. Es con toda exactitud, la suma de la serie Gaumont-British. Se trata pues de un filme que invita poco al comentario. Encontramos al comienzo las maquetas y los autos mecánicos con los que Hitch adora jugar. Los actores son todos excelentes y la joven Margaret Lockwood es por cierto más incitante que Nova Pilbeam.

Hitchcock impone por fin al público, y sin dificultades, esa construcción en dos tiempos que había resultado tan extraña en Rich and Strange (Lo mejor es lo malo conocido/Ricos y Extraños ,1932) y en Secret Agent (El agente secreto, 1936). Las alusiones a la actualidad son mordaces y cierto pañuelo en blanco agitado en vano por uno de los personajes, un neutralista antipático, no deja de recordar a Munich. El verborrágico diálogo de Sydney Gilliat no ahoga en absoluto la personalidad del director.

Es un excelente filme inglés, un excelente filme de Hitchcock.” Fin.
El libro Hitchcock, cuya edición al castellano está realizada por la Editorial Manantial y dentro de su colección Texturas, está traducido y editado para su venta en Argentina, por lo que los títulos de las películas están en la traducción original (la sudamericana) y la que tuvo o tiene actualmente en España.

Cartelería internacional.

Como doble analista que analiza al escrito de Chabrol, buscaré comentar algunos de los aspectos que el director francés subraya en su texto.

Alarma en el expreso (1938) es la obra siguiente a Inocencia y juventud (1937), también producida por Edward Black. Tras Alarma en el expreso tuvo el tiempo necesario para rodar Posada Jamaica (1939) que fue la última película que rodó Hitchcock en Inglaterra antes de partir a Hollywood y embarcarse en el proyecto de Rebeca (1940), su primera película americana.
Chabrol escribe que esta película es la culminación de su búsqueda de los 4 últimos años, que coinciden con la producción de la Gaumont-British. En este período Hitchcock busca afianzarse con un estilo propio, prestando atención a las críticas y a los elogios, pulió una manera de narrar historias basada en la dosificación de la información al espectador. Tenía claro cuales fueron sus mayores éxitos y los mejoró aplicándolos en guiones detectivescos (en Alarma en el expreso se hace mención e imitación por parte de los actores de Sherlock Holmes y Watson), policíacos y de espías. En ellos cabía la acción, el suspense, el misterio, el humor y los chances amorosos. Este período se inicia con El hombre que sabía demasiado (1934), film que a la postre se convertiría en esquema e influencia directa para el resto de sus posteriores largometrajes, Los 39 escalones (1935), El agente secreto (1936), Sabotaje (1937) e Inocencia y juventud en coproducción con la Gainsborough (1937).

A esas alturas ya tenía conciencia de su proyección personal, era conocido como el “mago del suspense” e invertía esfuerzos en hacer de su nombre una marca registrada. Su omnipresencia se hacía patente incluso en los famosos cameos que realizaba. En Alarma en el expreso lo encontramos al final del film entre la multitud de una estación de ferrocarril.

Prueba de esta autopromoción personal la encontramos al comienzo de la película, justo después de los títulos de crédito. Una voz en off nos anuncia lo siguiente:
El cameo de Hitchcock en Alarma en el expreso.
“La historia se desarrolla en Brandika, país imaginario, y su idioma el brandikiano, por supuesto también imaginario, es utilizado por el director, Alfred Hitchcock, según la conveniencia de las secuencias a lo largo de toda la película”.
Efectivamente, por si a alguien tras los créditos se le escapaba quien era el director, este mensaje se lo dejaba más claro.
El guión aglutina en un escenario muy pequeño (el decorado sólo tenía 27 metros), a una serie de personajes descaradamente británicos fuera de su patria, haciendo caricatura a la vez de sus costumbres más internacionales. Una joven que vuelve a casa para contraer un matrimonio de conveniencia, un aventurero escritor del folclore centroeuropeo, una anciana parlanchina y simpática y los dos personajes más cínicamente ingleses de la filmografía de Hitchcock, Charters y Caldicott, seguidores a ultranza del cricket y cínicos como ellos solos.

Asistiendo a los actores durante el rodaje.
Cuando Chabrol nombra a Nova Pilbeam se refiere a la actriz que había participado en El hombre que sabía demasiado (1934) e Inocencia y juventud (1937) y que también se postulaba como protagonista en Alarma en el expreso, pero perdió el tren en favor de Margaret Lockwood.

Su trabajo con los actores lo podríamos resumir en dos de las declaraciones de los actores principales. El primero de Margaret Lockwood decía lo siguiente:
"Supongo que lo que más me sorprendió de Hitchcock fue lo poco que nos dirigía. Era un buda adormecido y bobalicón con una enigmática sonrisa".
Michael Redgrave apuntaba algo parecido:
"Todo el mundo sabía que su fama en Inglaterra venía más de su preparación y técnica que por trabajar con el reparto. La película no dependía de ninguna interpretación en concreto y curiosamente esto nos hizo estar tranquilos".
En Alarma en el expreso, se subvierte la lógica a favor del puro mecanismo fantástico, siendo su centro de gravedad evidentemente otro: Hitchcock nos propone un juego en el que resulta conveniente aceptar las reglas, ya que los efectos son absolutamente gratificantes. Coexisten en esta película múltiples ofertas: un espectáculo que se desarrolla en el privilegiado decorado cinematográfico que es el tren, una filigrana visual e intelectual en la que diferenciar verdad o mentira, naturalidad o fingimiento. La lógica se ve desplazada por el divertimento.

Otro factor, que más tarde cobraría importancia en la filmografía del orondo director, fue la temática relacionada con la psicología y los problemas de la mente. Durante gran parte de la carrera de Hitchcock las ideas de Freud eran dominantes, y aunque Hitchcock se mostró escéptico del psicoanálisis, los conceptos freudianos se repiten en muchas de sus películas, a destacar Recuerda (1945), Vértigo (1958), Psicosis (1960) y Marnie la ladrona (1964). Hitchcock juega con Iris, la protagonista, y con el público a buscar una explicación que el doctor Hartz nos facilita con la siguiente frase:
“Hasta la más simple confusión puede causar graves efectos en la mente de una persona, no existe la señorita Froy, es una imagen del subconsciente”
Sugestión que ante la adversidad de los hechos y los testigos hace tambalear a Iris en su convicción de estar en lo cierto.
Curiosamente el nombre de Miss Froy, tiene una asombrosa (o no) coincidencia fonética con Freud.

Trailer promocional de "Alarma en el expreso"
Con Alarma en el expreso, Hitchcock, consiguió la perfecta culminación a su época inglesa y partió a los EE.UU. con la firme intención de triunfar en su intento. Para ello gozaba de una sólida trayectoria equiparable en calidad y comercialidad con cualquier espectáculo cinematográfico americano.
JMT.
------------------------- Bonus.   Ver la película completa Alarma en el Expreso (The Lady Vanishes, 1938) de Alfred Hitchcok en español online y sin cortes.
Bonus.
Viñeta.
Chabrol y Rohmer estudian a Hitchcock: Izquierda Chabrol y derecha Rohmer. Como se puede ver en el análisis de Chabrol sobre Alarma en el expreso se trataba de un estudioso más analítico que espirituoso, aunque en otros análisis de películas o entrevistas si que le salía el venazo Nouvelle Vague transcendente. En el libro de Hitchcock, sin embargo si se puede obserbar como se las gasta Rohmer escribiendo. Échale un vistazo en el artículo que posteo abajo relacionado con Vértigo. -----------------------------------------------------