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El escándalo de Larry Flynt de Milos Forman.

Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.
"Las opiniones son como los culos: todo el mundo tiene uno".

Larry Flynt.
Network nos esbozaba el tráfico de influencias en el negocio de los medios de comunicación, pero también nos mostraba su poder dentro de las vidas de los telespectadores, causando movilizaciones de gente pidiendo a gritos cambios en la sociedad, siempre y cuando estos cambios no afectaran directamente en sus vidas o personalidades. El escándalo de Larry Flynt es próxima a este último objetivo: también trata la relación de los medios con la sociedad, con sus convenciones y más concretamente con la moral y sus instituciones.
El checo Milos Forman no puede negar su admiración por los personajes incomprendidos. Todos recordamos al cara dura que ingresa en un psiquiátrico para evitar la cárcel de Alguién voló sobre el nido del cuco de 1975 y, sin irnos tan atrás en el tiempo, al malogrado humorista Andy Kaufman retratado en Man on the moon de 1999. Larry Flynt (interpretado por Woody Harrelson) es primo hermano de estos dos personajes. Comparten, cada uno en su ámbito, un rechazo a lo establecido a veces llevado a la iconoclastia explícita y unos medios poco ortodoxos como consecuencia de sus singulares visiones de la vida. Larry Flynt es un personaje definitivamente anárquico, alguien cuyos vaivenes le hacen caer en contradicciones personales pero que mantiene un fin común al de los protagonistas anteriormente mencionados: salirse con la suya.

Sin embargo, en su historia, desde que es un niño que vende licor casero en un pueblo perdido hasta que se convierte en magnate de la pornografía, queda reflejado el sueño americano y su doble moral en cuanto a la libertad de expresión y por lo tanto, de prensa.
Antes de que sigan leyendo, tengo que recordarles que estamos hablando de una obra basada en hechos reales, que Larry Flynt no solo existió, sino que sigue vivo y sigue siendo uno de los peces gordos de la pornografía. Es decir, lo que ustedes van a ver en la película, pasó en la realidad. Es la gran baza de la cinta: tiene licencia para aportar una crítica al sistema de entonces, porque no deja cabos sueltos en manos de la ficción. Lo que ve en pantalla, es a lo que tuvo que enfrentarse el señor Larry Flynt en su momento.

Y lo que esta cinta muestra, es un país que se jacta de ser el de las libertades y la pluralidad, pero que sigue activando las alertas cada vez que algo se sale de su estandarizado sistema de valores morales. En este caso, la amenaza tenía nombre y apellido. En la película, se muestra a Larry Flynt como un paleto de pueblo ganándose la vida en la gran ciudad. Desde luego, pese a que es un negociante y un embaucador, es influenciable, temperamental y hasta cierto punto imprevisible. Cuando asiste a los juicios en los que se le acusa de pervertir morales, piensa que está allí para ganar y que se le deje seguir publicando sus revistas para adultos. Lo que no se le ocurre pensar es que está librando una batalla universal en pos de la libertad de expresión y de prensa. De hecho, él más que defender sus libertades, se dedica – mediante frases como la que cito al inicio del panfleto – a intentar que le dejen en paz.
Pero intencionadamente o no, este es su legado y es lo que narra El escándalo de Larry Flynt: un alegato por las libertades de conciencia y – que es lo que tratamos en este ciclo, por lo que he de incidir – de prensa. Por lo menos de forma general; su tormentosa vida privada y sus propias contradicciones credenciales también aparecen aireadas en la película, pero esto no viene al caso. Ya lo descubrirán durante su visionado.



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Otros artículos relacionados
-Ciclo "Medios de Comunicación":

Network (Un mundo implacable) de Sidney Lumet.


Ficha técnica y sipopsis. Portada del programa de mano.


“Visión perversamente distorsionada de la manera de parecer, sonar y, en definitiva, ser, de la televisión. Un cardiograma satírico de un corazón oculto, no sólo de la televisión, sino también de la sociedad que lo sustenta y, a su vez, lo apoya.”
The New York Times



Network se estrenaba el 14 de Noviembre de 1976 en el teatro Sutton de Nueva York, y fue, como proclamaban todos sus anuncios, escandalosa. También es brillante, cruelmente divertida, una tópica comedia estadounidense que confirmó por sorpresa la posición de Paddy Chayefsky, responsable del guión, como un gran humorista norteamericano.

El Sr. Chayefsky se daba a conocer inicialmente como poeta de la pequeña y cotidiana televisión. Su trabajo entonces se descubría como el de uno de los pocos sátiros con acceso al mercado de masas. Su humor no es gentil ni generoso. Es todo lo duro y apocalíptico que puede ser sin alienar a la audiencia para la cual está destinado.

Enfrentándose a los personajes de la película, es extrañamente el de Howard Beale, "el profeta iracundo de las antenas" el que domina los recuerdos de Network. Lo recordamos en su impermeable calado, el pelo pegado a la frente, gritando: "Estoy mas que harto y no quiero seguir soportándolo", un gran eslogan para la película.

Pero Beale (Peter Finch) es mas el Showman de la película. La historia se centra en Diana Christiansen (Faye Dunaway), la directora de programación, siempre ambiciosa y dispuesta a hacer cualquier cosa por disparar los índices de audiencia. Dunaway da un rendimiento seductor a su obsesión, sus ojos brillan y se humedece los labios cuando piensa en una subida de audiencia. El espejo en que se mira es Max Schumacher (William Holden), un maduro jefe de noticias que se convierte en víctima y amante de Diana, en ese orden.

Muy convincente es el papel de Holden, periodista que contempla como su amada división de noticias es destruida por una arpía como Diana. Al mismo tiempo, Max se siente fascinado por ella, y deliberadamente, comienzan una aventura. Para él, es una intoxicación de fragancia diabólica, y tal vez amor. Para ella es difícil decir qué es, su relación se describe por impulsos más bien primarios.

La película causó sensación en su momento. Fue nominada a 10 Oscars, ganó cuatro (papeles protagonistas de Finch y Dunaway, actriz de reparto para Beatrice Straight, y guión original a Paddy Chayefsky), y despertó un gran debate acerca de los valores decadentes de la televisión. Visto tres décadas más tarde, es como una profecía. Cuando Chayefsky creó a Howard Beale, podría haber imaginado a muchos de los ídolos de la televisión actual.


Lo fascinante del guión de Paddy Chayefsky, es la sutileza con que cambia de marchas. Las escenas con Beale y el revolucionario "ejército de liberación" rebasan el límite de la cordura. Las escenas con Diana y Max son silenciosas, tensas, dramáticas y convincentes. Tanto Chayefsky como el director, Sidney Lumet, bordan el material de “backstage” en Network a través de la sátira más sutil, pongamos por ejemplo la última reunión nocturna donde los ejecutivos han de decidir qué hacer con Howard Beale, da la sensación que nos hemos colado en una casa de locos sin darnos cuenta.

Una de las ideas clave de Chayefsky es que a los jefes no les importa mucho lo que usted pueda decir en la televisión, siempre y cuando no ponga en peligro sus beneficios. Howard Beale aconseja a los telespectadores a apagar sus aparatos, sus fans cantan acerca de lo hartos que están… pero sólo se mete en problemas cuando revela los planes de venta de la empresa respecto a Arabia Saudita. Existe un paralelismo con El Dilema, película de 1999 dirigida por Michael Mann acerca de las noticias de la CBS, donde en"60 Minutos" se puede hacer casi cualquier cosa, excepto publicar material que amenace los beneficios de la cadena.

Sidney Lument durante el rodaje de Network.

La labor de Sidney Lumet como director es una vez mas extraordinaria, viniendo del teatro y sobre todo de la televisión, sus señas de identidad siempre son una gran economía de medios, una espectacular dirección de actores, una narración vigorosa y una fuerte acentuación de los temas mediante la cámara. Desde 12 hombres sin piedad de 1957, su primera gran aportación al cine, el director neoyorquino consigue generar situaciones de tensión entre personajes a todos los niveles, recreando escenas en las que tanto altos cargos como gente llana, resultan cercanos y creíbles, dotando a estos personajes de personalidad y realismo en cada plano, generalmente entrando en crisis con el sistema, en este caso hablamos de la televisión, en otros han sido la justicia o los diferentes estamentos militares o políticos, todos ellos inamovibles, implacables ante la fragilidad del inocente individuo que se enfrenta al orden, o, si me permiten, el desorden establecido.



Antonio Cristóbal.

El Laberinto del Fauno de Guillermo del Toro.

Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.

“El Laberinto del Fauno propone la imaginación no como una evasión sino como una forma de entender nuestro lugar en el mundo y articular nuestra instancia ante él. La niña no se evade a una fantasía gratificante sino que sus fantasías, surgen de lo que ella mira a su alrededor. El mundo fantástico en la película refleja oblicuamente al mundo real. La imaginación, creo yo, requiere compromiso”.
“La idea central de El laberinto del fauno es la del choque entre brutalidad e imaginación. Es una pequeña fábula que está a favor de la desobediencia, porque creo que el primer paso de la responsabilidad es la desobediencia, es pensar por uno mismo.”
Guillermo del Toro.
"Cuentan que hace mucho, mucho tiempo, en el Reino Subterráneo, donde no existe la mentira ni el dolor, vivía una Princesa que soñaba con el mundo de los humanos. Soñaba con el cielo azul, la brisa suave y el brillante sol. Un día, burlando toda vigilancia la princesa escapó. Una vez en el exterior la luz del sol la cegó y borró de su memoria cualquier indicio del pasado. La Princesa olvidó quien era, de dónde venía, su cuerpo sufrió frío, enfermedad y dolor, y al correr de los años murió. Sin embargo su padre El Rey, sabía que el alma de la princesa regresaría…quizá en otro cuerpo, en otro tiempo y en otro lugar, y Él la esperaría hasta su ultimo aliento, hasta que el mundo dejara de girar.”
   Así da comienzo este terrorífico cuento de hadas. Ambientada en la no menos tenebrosa España franquista de 1944. Terminada ya la Guerra Civil, el movimiento de resistencia, los maquis, todavía permanecen escondidos en los bosques y montes de España, apoyados por enlaces civiles en los pueblos cercanos y a la espera de un cambio de tornas en el panorama internacional que propiciara el regreso de la democracia en nuestro país. Pero el mundo estaba enfrascado todavía en el final de la Segunda Guerra Mundial. Durante el film, uno de los maquis lee en voz alta como las tropas del General Eisenhower han desembarcado en Normandia en el conocido como Día D, el 6 de Junio de 1944. Día clave que a la postre significaría la derrota del Tercer Reich y final de la guerra.

El Fauno visto por Mignola.

     A modo de cuento de hadas se nos presenta la historia de Ofelia. Un narrador en off o cuentacuentos, posiblemente el propio Guillermo del Toro, ya que también es el guionista, nos pone sobre el aviso “Cuentan que hace tiempo, mucho tiempo…” de una niña de un mundo mágico perdida en el nuestro. Acto seguido se nos muestra la llegada de Ofelia y su madre al molino en el que está destacado el Capitán Vidal, destinado en una zona montañosa (ambientada en los montes aragoneses y rodada en la localidad de San Rafael, Segovia) a la destrucción de un grupo de guerrilleros antifascistas.
Los cuentos de hadas son de gran importancia en la historia, y no solamente como forma de narrarla, ya que Ofelia carga con ellos al principio de la película como si de un tesoro se tratase.

     Entre estos dos mundos, el real y la fantasía, se mueve Guillermo del Toro, aunque para él todo lo acontecido es REAL y el desdoblamiento de mundos existe como podrían existir los fantasmas o los vampiros. Aunque existe otra posible valoración, la de la evasión que tiene la niña Ofelia, la imaginación y creación de un mundo fantástico al que huir de una realidad que no le gusta, con un padrastro semejante a un ogro y en un ambiente dictatorial y repleto de destrucción y muerte. A esta hipótesis yo la llamaría de Don Quijote… y me explico. Don Quijote se convierte en caballero andante puesto que la literatura de caballerías le ha podrido los sesos, y Ofelia crea un mundo mágico en el que refugiarse, ya que es la literatura de los cuentos de hadas la que le fascina. Ahora bien, ese mundo fantástico está salpicado de retazos de cruel realidad y por eso se torna en un cuento de terror. La última frase del guión, y no voy a destripar nada, tan sólo deja entrever la ambigüedad del relato“...visibles sólo para aquél que sepa adónde mirar.”, refiriéndose a los sucesos fantásticos acaecidos. Esta simple oración nos invita a un regreso a la inocencia de la infancia, a la ilusión perdida de los niños y a la creencia de que la vida puede ser mágica, incluso instalados en la pragmática vida de los adultos.
     Así pues la literatura de los Hermanos Grimm, Lewis Carrol y su Alicia en el país de las maravillas, son la base para los sueños de nuestro director y de nuestra protagonista, resultando en claros referentes argumentales.


 
     Este gusto por los mundos fantásticos y sus seres se ha convertido en seña de identidad del director y guionista Guillermo del Toro. Sus trabajos anteriores a El laberinto del Fauno 2006 tienen el nexo común de la fantasía y el terror como premisas. Vampiros, insectos gigantes, fantasmas y superhéroes diabólicos campan hasta la fecha por sus películas. Es en los proyectos más personales Cronos 1991 y El espinazo del diablo 2001 con los que El Laberinto del Fauno guarda más semejanzas argumentales y en los que da rienda suelta a sus filias, como la infancia expuesta a hechos sobrenaturales, el gusto a lo Buñuel por los insectos, los monstruos, los ancianos o la aparición de relojes o aparataje similar. Por encargo de Hollywood, además de guardar un reconocible estilo visual, en el que sobresale la dirección artística, ha filmado trabajos como Mimic 1997, y las adaptaciones de los cómics de Blade 2002 y Hellboy 2004 y 2008. Destacando en el buen uso de presupuestos desorbitados y teniendo como virtud el de combinar los recursos clásicos de escenografía, vestuario y maquillaje con los modernos efectos especiales.

     La dirección artística, la fotografía y el maquillaje fueron galardonados en los Oscar de ese año. La fotografía es de un tenebrismo acusado y queda justificada por la oscuridad, necesaria según Del Toro para la posible creación de los sueños. La imagen está inspirada en diferentes pintores como Caravaggio, Rembrandt, Goya… dibujantes del cómic como Mignola o Steranko e ilustradores victorianos y simbolistas como Arthur Rackham. Todos estos artistas gráficos desprenden una gran luminosidad salida de la negrura. En especial destacaría las pinturas negras de Goya y su obra Saturno devorando a su hijo de la cual se hace un claro homenaje en una escena en la que el Hombre Pálido se come un hada.

Caravaggio "David con la cabeza de Goliat" y Ofelia.

ArthurRackham ilustra un árbol con claro parecido a nuestro Fauno. Mignola y
Steranko.


Saturno devorado por su hijo de Goya.

     El nivel actoral, representado por lo mejor del panorama español, está a gran altura. Sobresale el trabajo de Sergi López, actor mejor valorado fuera de nuestras fronteras que aquí, interpretando al Capitán Vidal, y Maribel Verdú como ama y sirvienta del molino. Entre ellos hay un juego de clases en la película, puesto que por un lado él representa el lado más retrógrado y machista de aquella época, y ella, a la heroína que se aprovecha de ese machismo/ignorancia para permanecer a la vera de su enemigo. La niña, Ivana Baquero, solventa con creces el papel de Ofelia, disfrutándola más en las escenas en las que habla con su hermano intrauterino.

     La película pertenece al género del cine fantástico, que en la última década ha resurgido debido a los avances tecnológicos que han hecho posible la credibilidad de estos mundos y criaturas que antes se veían abocados a la participación en el cine de animación o en efectos arcaicos de stop-motion. Sagas literarias como “El Señor de los Anillos”, “Harry Potter”, “Crónicas de Narnia” han encontrado en el cine y este avance en el campo de los efectos especiales una nueva manera de promoción y expansión.
     También parece surgir a la par una nueva generación de directores mejicanos que junto a Guillermo del Toro se están configurando como unos tipos a seguir. Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón o el descendiente de mejicanos Robert Rodríguez al otro lado de la frontera son los que se dan más a conocer, tanto comercialmente como a nivel de galardones y reconocimiento.

     No es la primera ni la última vez que se recurre al protagonismo de un infante para crear un contrapunto entre la inocencia y el horror de las guerras. El cine español recurre fácilmente a este recurso y no son pocas las películas que lo ejemplifican: El espíritu de la colmena (1973, Víctor Erice) y Demonios en el jardín (1982, Manuel Gutiérrez Aragón) o más recientemente La lengua de las mariposas (1999, José Luís Cuerda) y El viaje de Carol (2002, Imanol Uribe), El espinazo del diablo (2001, Guillermo del Toro), así como la ganadora de los Goya en 2010 de Pan Negro/Pa negre de Agustí Villaronga.
Todas ellas tendrían cabida dentro de nuestro ciclo de “Infancia y Guerra”.

J.M.T.
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Bonus 1.
Cuento de Ofelia a su hermano.

"Hermano, hermano…
Hace muchos, muchos años, en un país muy lejano y triste, existía una enorme montaña de piedra negra y áspera. Al caer la tarde, en la cima de esa montaña, florecía todas las noches una rosa que otorgaba la inmortalidad, sin embargo, nadie se atrevía a acercarse a ella pues sus numerosas espinas estaban envenenadas. Entre los hombres sólo se hablaba del miedo a la muerte y al dolor, pero nunca de la promesa de la inmortalidad. Y todas las tardes la rosa se marchitaba sin otorgar sus dones a persona alguna. Olvidada y perdida en la cima de aquella montaña de piedra fría. Sola hasta el fin de los tiempos."

Bonus 2.
Viñeta sin gracia.



Mas viñetas relacionadas con La Filmoteca pinchado aquí.


Bonus 3.
Trailer

El espíritu de la colmena de Víctor Erice

Ficha técnica  y sinopsis. Portada del programa de mano.

El título, en realidad, no me pertenece. Está extraído de un libro, en mi opinión, el más hermoso que se ha escrito nunca sobre la vida de las abejas, y del que es autor el gran poeta y dramaturgo Maurice Maeterlinck. En esa obra, Maeterlinck utiliza la expresión 'El espíritu de la colmena' para decribir ese espíritu todopoderoso, enigmático y paradójico al que las abejas parecen obedecer, y que la razón de los hombres jamás ha llegado a comprender.
Victor Erice

   El espíritu de la colmena (1973), es una obra aislada en la Historia el cine español. Aislada por su inmensidad, y por su naturaleza. Con esta obra, Erice empujaba al cine español hacia la modernidad de otras cinematografías europeas. Tras 37 años desde su estreno, El espíritu de la colmena, es una obra no superada por ninguna otra en la actualidad, que conserva todo el misterio y hermetismo original.

     La escasa filmografía de Víctor Erice, nacido en Carranza, Vizcaya, el 30 de junio de 1940, es, sin embargo, uno de los legados más recurridos por todos aquellos aspirantes a cineastas en España y el resto del mundo. Sus 3 filmes y varios cortometrajes, son revisitados continuamente en las escuelas de cinematografía, lo cual es suficiente para intentar dar una explicación a la importancia de estas películas. Erice, es un caso muy atípico incluso a nivel europeo, tan sólo comparable a cineastas de la talla de Andrei Tarkovski o Dreyer. Cineastas únicos, cuyas películas requieren de una atención especial para ser visitadas; cinematografía en estado puro, donde el lenguaje audiovisual necesita ser aprehendido para su comprensión narrativa y, sin embargo, cuyas imágenes se absorben sin dificultad ante la simple contemplación. Lo simple y lo complejo conviven armónicamente en este cine tan necesario como escaso en la cinematografía española, en particular.

     Entre las tres obras, imprescindibles, de Erice, junto a El sur (1983) y El sol del membrillo (1992), El espíritu de la colmena se erige como fundamental en la totalidad del cine español. Asistimos ante un film de continuo estudio desde su estreno, tanto en su enclave particular como en su dimensión histórica y argumental.

     El espíritu de la colmena nos sitúa en Hoyuelos, una localidad segoviana perteneciente al municipio de Santa María la Real de Nieva, en el año 1940, primer año de postguerra.
     En este ambiente hermético, el silencio es el mayor protagonista del lado adulto de la historia; ellos, los adultos, acaban de decirlo todo; se limitan a obedecer y esperar. Las lecturas sobre los principios de este hermetismo moral, social y político, enclave en los adultos del film es de un carácter altamente ambiguo. Erice afirmaba que los censores franquistas no pudieron tocar un solo fotograma de la película ya que no tenían argumentos ante ella. Además, aseguraba que estaban convencidos de que nadie la vería. La interpretación de Teresa Gimpera y, sobre todo, de Fernando Fernán Gómez es tan convincente como enigmática.

     Fernando, es un apicultor padre de dos niñas, Ana e Isabel, de 6 y 8 años respectivamente. Casado con Teresa, su relación se limita a la convivencia y el distanciamiento en la pareja es más que evidente. Al igual que con el resto de las cuestiones aparentemente planteadas, el film no responde a ninguna de las cuestiones sobre este distanciamiento y se limita a enseñarnos sus almas por separado. Fernando es un sereno apicultor en cuyo rostro podemos reconocer cierta desolación y resignación. Sin embargo, los motivos de su apatía y resignación no son desvelados en ningún momento, y mucho menos su origen que cada uno debe descifrar a su manera. Es evidente la lógica alusión política de todo el contenido en la película; la orientación en este sentido del apicultor castellano, aunque de fácil suposición puede llegar a ser lo suficientemente ambigua como para evadir la censura, como decía el propio Erice. Por lo tanto, y respetando el espíritu de la película, espero no razonar demasiado los misterios que la envuelven mientras escribo esta presentación, ni expresar mi opinión sobre sus enigmas que, por supuesto, tengo a mi criterio.

Cartelera diversa.

      El personaje de Teresa, al igual que el de Fernando, es de carácter reservado y paciente. Sin embargo, el universo interior de Teresa parece ser muy diferente al de su marido y la dirección de sus pensamientos se nos antoja muy distanciada del mismo, según las escasas evidencias que nos muestra Erice. Enamorada de un amante soldado con el que se cartea, no sabemos tan siquiera si está vivo o muerto. Erice, entre cuyos cineastas fundamentales se sitúan los japoneses Yasujiro Ozu y Kenji Mizoguchi, hace logradas muestras de su admiración a estos, sobre todo, en los pacientes encuadres y ritmo narrativo. De Mizoguchi, además de la mística, comparte su inquietud por el universo interior femenino. Quizá es por ello, que los protagonistas, exceptuando el padre, sean niñas. Sin embargo, a Teresa también le dedica su espacio; en un plano en particular, le dedica un encuadre fijo de más de un minuto con Teresa echada en la cama, en el que somos conscientes de su psicología sin necesidad de diálogos; un plano excepcional.
  
     Teresa Gimpera, como todos los protagonistas utiliza su nombre real para su personaje; esto es debido a una de las peculiaridades mas interesantes del film, que es la de evocar la "no interpretación" de los personajes infantiles de Ana e Isabel, para conseguir plasmar su naturalidad hacia los adultos. Erice consiguió su propósito con creces, y la evocación de la infancia en El espíritu de la colmena roza el documental, desde la proyección de la película en el pueblo, hasta el maravilloso y constante asombro de Ana Torrent.

Victor Erice consigue adentrarse en el universo infantil a traves de las niñas Ana e Isabel.

     Y es que en El espíritu de la colmena es protagonista absoluto y omnipresente la inocencia, o lo que es lo mismo, la infancia. Ana e Isabel ven por primera vez en la realidad y en la ficción la película de James Whale, El doctor Frankenstein de 1931. Así da comienzo el film, con la llegada de las cintas de Frankenstein al pueblo para su proyección. Las escenas de la niñas contemplando la película son, según Erice, las mas recordadas por el cineasta vasco y unas de las mas conseguidas por un cineasta trabajando con niños. Frankenstein es utilizado en la película como metáfora de la dualidad entre el bien y el mal; es un símbolo transitorio y de redención hacia lo culpable. En todo momento son recurrentes las cuestiones de las niñas, sobre todo de Ana, hacia la naturaleza de Frankenstein y su dilema entre el bien y el mal. Intentando encontrar una respuesta sobre el porqué del asesinato de la niña en la película proyectada en el pueblo, Ana se imagina poder preguntárselo personalmente; para ella, y esto es lo maravilloso del film, Frankenstein existe de verdad. Y existe de tal manera que finalmente hacia el final de la película, se le aparece realmente. Es de suponer que ese Frankenstein que ve Ana es el espíritu enunciado en el título. Sin embargo, Erice consigue una narración multidireccional, con lo que no llegamos a saber exactamente a qué o a quienes hace referencia. El otro personaje infantil, Isabel, alude a una especie de simbología esotérica. De carácter más oscuro, los dilemas de Isabel giran en torno a la vida y la muerte o, al menos, eso parecen reflejar algunas de sus escenas; por ejemplo, en la que engaña a su hermana fingiendo su muerte.

     En el interior de Ana crece la idea de la existencia del monstruo, acentuada tras encontrar a un fugitivo miliciano escapado de un tren y escondido en una caseta abandonada. Ana y su hermana, juegan con lo misterioso, con el otro lado, con otros mundos; en realidad, todos los personajes se evaden hacia otros mundos, cada uno a su manera, algo loable viviendo el momento que les ha tocado vivir. Ambas niñas son mostradas jugando en sus camas, en el campo y en la escuela, dentro de un hermetismo casi silvestre.

      Es razonable, la controversia surgida desde el estreno del film a partir de la simbología que plantea la relación fraternal de las niñas, en alusión a la Guerra Civil. También, es evidente que ambas niñas evocan un espíritu de asombro casi contrapuesto; sin embargo, la sutilidad del enfoque de Erice hacia cualquier cuestión política, hace imposible la afirmación de cualquier teoria derivada de las actitudes de ambas niñas, de sus padres, Fernando y Teresa, y del resto de habitantes de Hoyuelos.

     La simbología en El espíritu de la colmena es más evidente en la estética y escenarios del film que en la narración, que es especialmente escasa en diálogos. Particularmente, los motivos hacia la colmena en el interior de la casa, con esos filtros anaranjados y ventanas de rejilla. También en los exteriores, en la caseta y los campos, todo con una fotografía maravillosa de Luis Cuadrado.


Las niñas Ana e Isabel, asisten a la proyección en el pueblo de "El doctor Frankenstein (1931)" de James Whale, por primera vez en la ficción y en la realidad.


     Cabe destacar en esta producción de Elias Querejeta, además de todo lo dicho, la omnipresencia del propio cineasta Víctor Erice que hace un uso del ritmo narrativo y argumentos como pocas veces en el cine español. El espíritu de la colmena ha sido aclamada internacionalmente desde su estreno como una de las mejores obras de nuestro cine.

     Ganadora de la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián de 1973, entre otros galardones internacionales, es un orgullo para La Filmoteca de Sant Joan revisitar esta obra maestra del cine español en nuestro ciclo dedicado a los niños de la Guerra.


Javier Ballesteros.

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Juegos prohibidos de René Clément.

Ficha técnica y sinopsis. Programa de mano.

"El secreto de la genialidad es el de conservar el espíritu del niño hasta la vejez, lo cual quiere decir nunca perder el entusiasmo."
Aldous Huxley.
“El mejor olor, el del pan; el mejor sabor, el de la sal; el mejor amor, el de los niños.”
Graham Greene.

   Para involucrarnos en una película tan inocente como Juegos prohibidos (René Clément, 1952) creo que debemos situarnos en una época pasada, los tiempos que corren son demasiado cínicos para servir de apoyo a su comprensión. Nos encontramos con un relato sobre niños poseedores del poder de la imaginación y la fantasía, una fuerza capaz de obstaculizar la idea de la muerte en tiempos de guerra. En todo momento se aleja suavemente del horror presencial y se aproxima a los sentimientos. En todas las épocas siempre ha habido niños que han sobrevivido a experiencias que nadie debería tener que soportar y eso es algo muy impactante. En definición es una película adulta sobre los niños.

     La niñez a veces es capaz de proteger la inocencia mediante la creación de juegos que contrarrestan el dolor. Juegos prohibidos fue, por este mismo motivo, alabada a la vez que atacada por los adultos: por que efectivamente los niños mostraban felicidad donde esta no debía existir. En la película japonesa de animación La tumba de las luciérnagas (Isao Takahata, 1988) notamos también este especial coraje a la hora de recorrer un camino parecido.

Cartelera diversa.

     El amor entre los dos niños es tan puro y simple que obliga a frotarse los ojos. Cuando un niño consigue obtener la complicidad de un compañero de juegos, son capaces de construirse, muy convincentemente, un mundo muy personal a su alrededor, donde todos los pensamientos se expresan en su creación, de manera que si alguien rompe con esta magia, el daño que se les provoca es difícilmente comprensible para ningún adulto.

     La dificultad que conllevaba para René Clément dirigir actores de tan corta edad en una historia de tamaña carga dramática era incalculable, seguramente desquiciante para la mayoría de directores de cine, obligándose en todo momento a relacionarse con ellos con mucha astucia y paciencia. El resultado es una interpretación absolutamente natural y convincente. Posiblemente al nivel de las mejores interpretaciones firmadas por infantes, entre las que destacaríamos, como no, la de Ana Torrent en El Espíritu de la colmena (Victor Erice, 1974), otra obra maestra hermanada con Juegos prohibidos.

La inocencia, el amor y la ternura en los niños protagonistas de "Juegos prohibidos" son mostradas como pocas veces en la Historia del Cine.


     Juegos prohibidos, fue seguramente la primera gran película de René Clément. Un cortometraje suyo sobre la misma historia fue visto por el director Jacques Tatí, quien le dijo que las características de tal obra debían desarrollarse en profundidad. Clément venia entonces (al igual que Tatí) del extrarradio del cine francés.

     La película recorrió el itinerario de festivales europeos más importantes, pasando por Cannes y Venecia, donde se llevó el León de Oro a la mejor película. Pero sin duda fue mejor reconocida en Estados Unidos donde logró un Oscar honorario en 1953. Pese a todo el reconocimiento, es cierto que tuvo críticas muy duras; algunos críticos manifestaron que la película en sí debería estar prohibida. Clément fue acusado al mismo tiempo de banalizar la guerra y sus horrores e infligir también esa supuesta carencia de piedad a sus actores. Los críticos de izquierdas la acusaron de ser un ataque contra la clase obrera, aunque los pobres campesinos mostrados son de los personajes más generosos y cálidos que contiene la película.

     Juegos prohibidos es sumamente poderosa en su compromiso con dos conceptos elementales: el horror de la guerra y la inocencia de la infancia. La cara de la pequeña Paulette, personaje encarnado por Brigitte Fossey, se convierte en un espejo que se niega a reflejar lo que ella debe ver y sentir en su entorno. Todo ello se añade a la escabrosa idea de jugar a enterrar a los muertos y poner una cruz sobre ellos. El director de fotografía, Robert Juillard, siempre pone un poco de luz adicional en la cara y el pelo rubio de la niña, prácticamente esta sugiriendo la presencia de un ángel.

     La banda sonora, elegida y realizada por el guitarrista español Narciso Yepes, fue ligeramente diferente a la disposición original conocida. La melodía más famosa de juegos prohibidos se ha convertido en un clásico de la guitarra clásica española. El "Romance Anónimo", ya estaba en la película Sangre y arena (Blood & Sand) de Rouben Mamoulian, de 1941, aunque más tarde el propio Narciso Yepes asumiría su autoría; afirmaba que la había compuesto a los 7 años de edad y que hasta 1952 se había extendido como un melodía cuyo anonimato a él le resultaba fascinante.


     Películas como Juegos prohibidos no se pueden elaborar a menos que se les permite la licencia de ser totalmente sencillas, sin trucos ni artificios, transparentes. Pese al planteamiento y la temática, no es una película para nada lacrimógena. No trata de crear emociones, sino de observarlas. Paulette no tiene la capacidad de hablar por sí misma, y la película no trata de hablar por ella, quizás es por eso que es tan impactante: su pena no está manipulada, y con la ayuda de un muchacho que la ama, ella le rodea con un juego que ningún adulto podría comprender.

Antonio Cristóbal


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