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Lamerica de Gianni Amelio



«La migración no es proceso unidireccional, es un proceso colosal que ha estado sucediendo en todas las direcciones durante años.»

Moshin Hamid (escritor pakistaní).


Aparece un informativo en una pantalla muy granulada, acompañado por un llamamiento propagandístico. Una grandilocuente voz en italiano narra las imágenes del ejército de Mussolini entrando (y "civilizando") a Albania en 1939, mientras se escucha a una multitud de albaneses animando al benéfico Il Duce. Un recién llegado secretario italiano de asuntos exteriores habla de "una cuenta que estaba esperando ser resuelta", sugiriendo un contrato entre Italia y Albania, un endeudamiento mutuo.

Este momento de la historia italo-albanesa prepara el escenario para Lamerica de Gianni Amelio, una ficción dramática sobre el estado presente de esta "cuenta" entre las dos naciones. La historia de la película comienza cincuenta años después, con los regímenes fascista y comunista formando parte del pasado, y el capitalismo como camino a andar. Destaca la imagen de montones de albaneses empobrecidos acercándose a los visitantes italianos con la esperanza de obtener unos pocos miles de liras. Por su parte, los italianos siguen actuando como benefactores y padres adoptivos de los albaneses, mientras dominan su política y economía, y se aprovechan de sus modestos recursos.

En la Albania de Amelio, la globalización capitalista es simplemente la siguiente de una serie de estructuras sociopolíticas que explotan a los pobres y hacen que la vida del individuo sea redundante. La película sigue a uno de estos capitalistas, un joven empresario llamado Gino, cuya compañía ha ideado un esquema que recuerda al de Max Bialystock en Los Productores de Mel Brooks: adquirir una fábrica de zapatos albanesa en ruinas con la intención de defraudar a sus inversores y embolsarse las subvenciones que reciben del gobierno italiano. Para hacer que este acuerdo parezca legítimo, Gino necesita encontrar a un hombre de paja, un albanés para que actúe como la figura principal de esta corporación.

Gino encuentra al candidato ideal en el desorientado Spiro Tozai. Encerrado en un campo de trabajo comunista durante los últimos cincuenta años, Spiro es un anciano confundido sin familia, amigos ni memoria. Apenas habla y puede escribir lo suficiente para firmar su propio nombre en los documentos importantes de la empresa. En otras palabras, parece ser totalmente flexible.

Desafortunadamente para Gino, Spiro no es lo que parece. De hecho, ni siquiera es albanés, sino un italiano llamado Talarico Michele, un antiguo desertor del ejército de Mussolini, encarcelado por los fascistas, los comunistas y ahora los capitalistas. Ahora que está fuera de la cárcel, Spiro / Talarico está convencido de que aún se encuentra en Italia, por lo que evade a sus nuevos captores con la esperanza de alcanzar a su esposa y su hijo en Sicilia. Gino debe seguir al viejo entre los extraños paisajes albaneses para luego encontrar su propia salida. Inmerso en la brutal y esperanzadora vida de Albania, Gino intenta comprender a la gente de esta nación y el papel que Italia ha desempeñado en su historia.

Dos estafadores italianos se enfrentan cara a cara con la desesperación y las pesadillas de la Albania post-comunista en Lamerica.

Lamerica podría haber sido una película mucho más sentimental, pero en cambio mantiene un estilo bastante sobrio. Hay brisas ocasionales de música orquestal, incluso momentos muy intensos y valientes a nivel de cinematografía, pero sin embargo, la película nunca está lejos de ser un retrato sencillo de la pobreza y la decadencia. En este sentido, es un primo lejano de la obra fotográfica de Dorothea Lange y Walker Evans, repleta de retratos de la pobreza rural de Estados Unidos, que definen visualmente la Gran Depresión. Al final de su película, Amelio toma prestada esa tradición con una colección de retratos filmados de refugiados albaneses, cada uno de ellos un espécimen particularmente hermoso, expresivo o grotesco.

Sin duda, la intención de la película es ponerle rostro humano a una situación internacional compleja, y es la complejidad de los personajes de la película lo que atrae la empatía del público. La trágica historia personal de Talarico resuena en un evento histórico, y con él Gino pasa del oportunismo a la comprensión, sin parecer una transformación demasiado exagerada. Igualmente, el humanismo y las esperanzas de la película tampoco resultan excesivamente sentimentales.

Muchos albaneses querían ir a Lamerica, ese país tan cercano y tan parecido a América, del que tenían noticia por las imágenes entrecortadas de la RAI. 

Las ilusiones de un anciano senil se conjugan con un sentimentalismo moderado. El título de la película, Lamerica, es una especie de reducción de "América", en su noción más romántica como tierra prometida y salvación para el inmigrante. En la mente de Talarico, esta idea se confunde con el sueño esperanzado de los albaneses que aspiran a ser jugadores de fútbol en la Serie A, ​​que se podrán dar con un canto en los dientes si consiguen un trabajo lavando platos.

Ese desconcierto entre mundos de Lamerica, que lleva a la confusión entre Albania e Italia y entre Italia y América, refuerza aún más la falta de diferencia (y distancia) entre estos países y su gente. Junto al personaje de Gino aprendemos que todos estamos a merced de nuestros entornos y de la política de nuestra nación, y nunca se sabe lo fina que es la línea que separa acabar como un migrante o como un millonario.

Toni Cristóbal


Vídeo introductorio a Lamerica
por Toni Cristóbal.