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La Isla de las flores. Cortometraje documental de Jorge Furtado.


"Los seres humanos nos diferenciamos del resto de seres por tener el telencéfalo altamente desarrollado, el pulgar oponible y el ser libre. Libertad es una palabra que el sueño humano alimenta...."

Crítica a la globalización focalizida en la Isla de las Flores, lugar convertido en vertedero de Porto Alegre, Brasil. La cara oculta del consumismo nos guía por la vida de un tomate que es recolectado en Japón hasta que llega a la citada isla-basurero en la que dicho tomate acaba sus días.

Utiliza la fórmula de programa educativo (gráficos, rótulos, animaciones, voz en off) e incluso la de spot publicitario para que el mensaje cale más hondo. Los recursos utilizados son pobres, pero imaginativos, y se suplen con el concienzudo y crítico guión. La retórica es fundamental, primero nos divierte y entretiene para más tarde abrirnos los ojos a un mundo infecto.

En menos de 13 minutos, el documental de Jorge Furtado, nos zarandea sin piedad. Sirviéndose de la cruda ironía y de un locutor que no cesa de repetirnos que somos superiores al resto de seres de la Tierra. Una pregunta queda al final. ¿Como es posible que valgamos menos que un cerdo? ¿Somos de verdad inteligentes? ¿Usamos esa inteligencia para algo más que para lucranos personalmente? La respuesta es amarga y se pega al paladar por días.




En 1989 La isla de la flores ganó en la Berlinale el Oso de Plata al mejor cortometraje. Ha pasado el tiempo y la situación descrita por el documental se repite, todavía hoy, por infinidad de lugares del mundo.
Los humanos tenemos otra cualidad, además del telencéfalo altamente desarrollado y el pulgar oponible, y es que nuestra memoria retiene sólo lo que nos interesa y casi nunca aprendemos nada.

José Martínez Trigueros.