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Encuentros en la Tercera Fase de Steven Spielberg.


Steven Spielberg; su nombre es instantánea e irremediablemente relacionado con el concepto del cine moderno, de la industria moderna del cine americano. El cine como producto de entretenimiento, con grandes presupuestos y de increíbles efectos visuales. Sin duda, Spielberg es uno de los más renombrados y exitosos directores de la historia del cine y sus películas son de sobra conocidas en todo el mundo. Sin embargo, a Spielberg, tal vez debido a toda esta aura de cine comercial, siempre parece haberle costado demostrar que muchas de sus películas más comerciales también están cerca de otras corrientes cinematográficas. El otro lado del cine parece no perdonarle su éxito y su visón más comercial de la industria.
Steven Spielberg fue, sin embargo, un visionario muy alejado del resto de directores que hoy dia se limitan a copiar los mismos clichés que el y el resto de su quinta de jóvenes talentos inventaron por los tempranos años 70. Junto a directores como Martin Scorsese o Francis Ford Coppola reinventó el cine y lo inyectaron de nueva savia y nuevos caminos en la deprimida industria que por aquellos años era la del cine americano.

Precisamente, Encuentros en la tercera fase (Close encounters of the third kind, 1977) fue una de las primeras películas de Spielberg donde podemos encontrar cierta ambición por agradar a todo tipo de público. Por ello, y a mi parecer, es una de sus películas más interesantes quizá comparable, y dentro del mismo género, a sus intenciones con Inteligencia Artificial (Artificial Intellingence ,2001). Encuentros en la tercera fase, fue la confirmación definitiva del talento de Steven Spielberg después de El diablo sobre ruedas (Duel, 1971) y Tiburón (Jaws ,1975) hasta el punto que fue con esta película cuando recibió su primera nominación al Oscar como mejor director.



Hasta Encuentros en la tercera fase, dentro del género de la ciencia ficción y más concretamente el que trata la llegada de seres alienígenas, ninguna película había abordado el tema con tanto rigor científico. De hecho, mucho de lo que sucede es en parte basado en las teorías de investigadores en la materia como es el caso del famoso investigador UFO, Joseph Allen Hynek, el cual incluso realiza un cameo al final de la película. Y tanto es así, que Spielberg, que llevaba desde el comienzo de su carrera cinematográfica queriendo dar el salto al género de la ciencia ficción, se involucró en las propias investigaciones de su amigo Hynek.


Lo más curioso e innovador para entonces, probablemente sea el hecho de que Spielberg retrató una versión muy alejada del prototipo de ser extraterrestre que se venía dando tanto en el cine como en otros campos. La película más relevante hasta entonces había sido precisamente Ultimátum a la tierra (The Day the Earth Stood Still, 1951) de Robert Wise donde, a pesar de las buenas intenciones a priori del ser alienígena, se termina retratando a un ser violento que amenaza a la humanidad. En la película de Spielberg en ningún momento parece haber ningún tipo de amenaza; todo lo contrario. El contacto con estos seres crea un clima muy ilusionador y pacífico. Con esto, Spielberg se metió al público en el bolsillo y mantuvo el cliché en E.T. el extraterrestre (E.T. the extra-terrestrial, 1982), todavía mas acentuado.

Los alienígenas de Spielberg tienen un aspecto muy inofensivo, incluso débil. Son seres melodramáticos físicamente, sugiriendo que por defecto poseen una inteligencia y bondad muy superiores a la de los humanos. En E.T. , Spielberg, potenció su prototipo de alienígena al ver los buenos resultados de Encuentros en la tercera fase.

El guión, originalmente de Paul Schrader, sufrió muchas modificaciones por parte de Spielberg, por lo que Schrader decidió retirar su nombre de los títulos de crédito, asumiendo la autoría del guión definitivo el propio Spielberg.


Los personajes de Encuentros en la tercera fase parten hacia un punto clave, el lugar donde saben que encontrarán lo que cada uno de ellos busca (ella, a su hijo, él, algo que otorgue sentido a su vulgar existencia), El Monte del Diablo (Devil's Tower, una montaña real sita en Dakota del Sur y, desde el estreno del film, lugar de peregrinación mundial), en una hora final que atrapa al espectador en un crescendo de tensión y sentido de la maravilla, que culmina en un clímax final (el ansiado encuentro de público y personajes, con un sueño colectivo mundialmente deseado) sencillamente hermoso y apoteósico.

El Monte del Diablo, el mágico lugar dibujado en el subconsciente de los afortunados elegidos terrestres.
¿quién no ha soñado con un encuentro como éste?


Es el triunfo del apartado más manipulador, en el buen sentido, de Spielberg, un maestro en el arte de emocionar y provocar sensaciones extremas en la platea: el hijo es devuelto a la madre y Roy Richard Dreyfuss) decide marcharse con los extraterrestres, que vienen a ser una especie de deidades celestiales que en realidad se llevan consigo a quienes de verdad lo desean. Estructurada en tres partes muy diferenciadas, y con una clara alusión a los tres tipos de encuentros promulgados por Hynek, Spielberg narra en la película el viaje, físico y emocional, de estos personajes mediante una puesta en escena muy elaborada, apoyándose en la luz y en la música para crear un halo de misterio en torno a los visitantes.

Fue el punto de vista que planteaba Spielberg lo que hizo que el famoso cineasta de la novelle vague francesa, François Truffaut, director de joyas como Jules y Jim (Jules et Jim ,1961) o Los 400 golpes (Les quatre cents coups, 1959) se animase a interpretar el papel del científico Lacombe.
Asimismo, su presencia en el film sirvió para que los más puritanos dejasen sus complejos en la puerta del cine y pudiesen disfrutar de la brillante y poética reflexión que Spielberg nos brinda sobre el mundo extraterrestre.




Steven Spielberg sorprendió a todos con esta asombrosa secuencia de comunicación musical con los extraterrestres. Uno de los contactos más recordados y "civilizados" de la historia del cine.


John Williams compuso más de trescientas variaciones del tema de cinco notas que se utiliza para poder comunicarse con los seres extraterrestres. Desesperado al no encontrar uno que le convenciera, Williams propuso a Spielberg probar con un tema de siete notas pero el director insistió en que fuese de cinco ya que debía ser un motivo muy breve y retentivo, una especie de “hola” en el lenguaje alienígena. El resultado fue una de las claves del éxito de la película y de lo más recordado.

Estrenada en noviembre de 1977, la película se convirtió rápidamente en un éxito alabado por la crítica que consiguió ocho nominaciones a los Oscar, entre ellas la de Mejor Director.

Javier Ballesteros