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Presentación del ciclo "Miradas femeninas". Marzo 2018.



«Me encantaría ver a más mujeres directoras en el cine, porque representan a la mitad de la población y dan la vida al mundo entero. Sin ellas escribiendo o dirigiendo no podemos conocer la historia completa.»

Jane Campion.


Finaliza la VIII temporada de la Filmoteca de Sant Joan d’Alacant con un sexto ciclo dedicado al análisis y estudio de la mirada femenina en el séptimo arte, durante el mes de marzo de 2018. Con motivo del Día Internacional de la Mujer, el próximo 8 de marzo, la Filmoteca se centrará en analizar la importancia de las cineastas a lo largo de la historia. Este ciclo, al que hemos titulado "MIRADAS FEMENINAS", nos ayudará a entender el cine desde un punto de vista femenino, contrapuesto a la hegemonía masculina habitual.

Este ciclo tratará de mostrar cómo muchas mujeres cineastas contemporáneas han logrado reinventar el cine, tanto narrativa como visualmente, desde un punto de vista íntimamente femenino. Las películas y las cineastas que se trataran en este ciclo comparten una misma preocupación por la innovación en la narración cinematográfica, por la representación del deseo femenino y por los puntos de vista femeninos.

Cuando se unen los términos "mujeres" y "cine" instantáneamente muchos acuden a los roles mitológicos femeninos reflejados tantas veces en las películas por la clásica construcción de personajes. Desde que el cine se considerara una alternativa de ocio, las mujeres en la pantalla siempre han bailado entre la pureza y la castidad, como la ingenua y romántica Mary Pickford encarnando a la “primera novia de américa” de luminosos rizos de oro, en la época silente; o su alter ego, la "femme fatale", ese personaje inicialmente caracterizado por una vampiresa que por sus “acciones impuras” recibiría en la trama un castigo irrevocable, como aquellos que representaba la enigmática Theodosia Bara.

Pero lo realmente preocupante es que habiendo sido tantas las mujeres que decidieron trabajar detrás de la cámara, ocupando distintos roles hasta completar una película desde que se inventara el séptimo arte, para crear y compartir experiencias o estímulos, tanto en la confección de historias, como en la producción, el montaje o la dirección de las mismas, sin embargo, hoy en día, muchas de éstas siguen siendo aún desconocidas e incluso inaccesibles para la gran mayoría de espectadores.

Centrándonos en la dirección cinematográfica, uno de los primeros ejemplos que encontramos en la historia del cine es el de Los hermanos Lumière o Georges Méliès y Alice Guy-Blaché o Lois Weber. Mientras los primeros forman parte del imaginario colectivo cultural de la sociedad occidental como los precursores del celuloide, Guy-Blaché apenas es recordada por su veintena de títulos entre los que encontramos varios géneros clásicos asociados inicialmente a los hombres, como el western, el policíaco o el de espionaje; ni por ser considerada esencial en la concepción del cine como una herramienta narradora con aportaciones semejantes a las de su colega, el gran Mèliés. Por su parte, la criticada Lois Weber, con un personal compromiso por el cine social antes de la llegada del sonoro y tratando temas tan en boga como el aborto o la prostitución, tampoco lo tuvo fácil siendo una de las creadoras más censuradas por la prensa, a pesar de ser igual de sobresaliente que sus coetáneos varones en lo que al uso de recursos fílmicos se refiere. Estas dos madres del cine dirigido por mujeres seguramente sólo son una pequeña muestra de la historia del arte en general pero, junto a otras, han sido fuente de inspiración de multitud de cineastas posteriores que intentaron también hacerse un hueco en un arte tradicionalmente masculino. Y es que el cine, como el resto de disciplinas artísticas, siempre ha sido reflejo de una sociedad y un tiempo histórico determinado, y todavía hoy resulta sorprendente el tratamiento sexista que en ocasiones nos encontramos.

Dando un salto en el tiempo, una vez surgiera el concepto de autoría en los años 50 por la revista francesa Cahiers du Cinéma, uno de los primeros nombres de mujer que resuena en el circuito cinematográfico es el de la alemana Leni Riefenstahl, fotógrafa, actriz y posteriormente directora que sirvió al régimen nazi con el cine propagandístico de El triunfo de la voluntad (1934) u Olympia (1938). Si dejamos a un lado su ideología, moralidad y sus cuestionables pretensiones, veremos que Riefensatahl ha sido considerada por la crítica como una de las directoras de culto por sus aportaciones formales, su estilo de planificación y su alegórico montaje.

Agnès Varda también parece haber sido rescatada del letargo de la memoria; pionera de la "Nouvelle Vague" Francesa, gracias a su ópera prima La Pointe Courte (1954) dejó tras su estreno un privilegiado e innovador uso de los recursos estilísticos y artísticos que tanto marcaron algunos años después a la nueva ola francesa. En España también ha habido mujeres cineastas destacables, como Ana Mariscal, que tímidamente fue labrándose El camino (1963) hasta conseguir ser valorada como una de las mejores directoras europeas del siglo XX. Bárbara Loden, o Wanda cuando se le identificaba por el nombre del personaje al que dio vida en su cinta bautizada de la misma forma, fue una aventajada del cine independiente en los años 70 y una de las pocas cineastas norteamericanas de aquel momento de la que aún conservamos metraje. Volviendo a Europa, Catherine Breillat trabajó en Francia un cine documental cuyo eje central era la sexualidad y los problemas de género, primero en sus novelas y después en los circuitos comerciales del cine, erigiéndose como una de las creadoras más controvertidas en la materia.

Lucrecia Martel, Claudia Llosa, Shola Lynch, Icíar Bollaín, Kathryn Bigelow... Todas ellas mujeres diferentes, con situaciones económicas y sociales diferentes, procedentes de lugares y tiempos diferentes. Nombres de directoras con discursos e intenciones diferentes; pero todos, nombres que arrastran la misma lucha histórica: la de ser profesionales igualmente reconocidas y con las mismas oportunidades de base. Mujeres que comparten “la lucha” de no ser encasilladas en ciertos moldes, temas e intenciones artísticas o la de no ser juzgadas siempre por desempeñar un rol asignado socialmente a otros. En cualquier caso, todas ellas, mujeres que han sufrido durante décadas las mismas injusticias y que tienen que defenderse, aún hoy en día, para seguir siendo eso: mujeres artistas, mujeres de cine.

Para el ciclo que hoy presentamos, "MIRADAS FEMENINAS", con el que ponemos el broche de oro a la VIII temporada de la Filmoteca de Sant Joan d'Alacant, hemos escogido a cuatro mujeres cineastas, a modo de muestreo significativo, cuya obra fílmica es inequívoca e íntimamente femenina; cuatro directoras, cineastas, autoras y, ante todo, mujeres. Ellas son la estodounidense Barbara Loden, la francesa Agnès Varda, la holandesa Marleen Gorris y la también estadounidense Barbara Kopple.

Desde el día 5 hasta el 26 de marzo, la Filmoteca de Sant Joan d’Alacant proyectará las siguientes películas:

Comenzaremos el lunes 5 de marzo con la proyección de Wanda (1970), dirigida por Barbara Loden. Wanda es una película independiente de 1970, escrita y dirigida por la estadounidense Barbara Loden, que también protagonizó el papel principal. Ambientada en la región minera de carbón de antracita al este de Pensilvania, la película presenta a Wanda Goransky, una solitaria mujer con pocas opciones para optar una vida mejor que renuncia a sus derechos sobre sus hijos tras la petición de divorcio de su marido. Wanda es una rareza en el cine de la década de 1970, que muestra sin tapujos la crisis existencial de una mujer, escrita y dirigida por una mujer. Barbara Loden declaró que la película era semi-autobiográfica y que se inspiró para escribirla tras leer un artículo en un periódico sobre una mujer que había agradecido a un juez que la sentenciara a prisión. Wanda compitió en el 31º Festival Internacional de Cine de Venecia, donde ganó el Premio Pasinetti a la Mejor Película Extranjera. Una versión restaurada de la película se proyectó fuera de competición en el 67º Festival Internacional de Cine de Venecia en 2010. En 2017, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos la seleccionó para su preservación en el Registro Nacional de Películas de los Estados Unidos por ser "cultural, histórica o estéticamente significativa".

Continuaremos el lunes 12 de marzo con la proyección de Cleo de 5 a 7 (1962), dirigida por Agnès Varda. Florence "Cléo" Victoire es una joven y bella cantante que está esperando los resultados de unas pruebas médicas. Una adivina que lee las cartas le predice que tiene cáncer y que va a morir. Mientras pasa el tiempo esperando los resultados (de 5 pm a 7 pm del 21 de junio), conoce a un joven soldado que está a punto de ser enviado a Argelia y que le confiesa sus temores a morir. En la película, Agnès Varda hace una reflexión sobre el amor a la vida, la falta de humildad y la muerte. Cleo es una joven frívola y aburguesada que sólo se preocupa por su belleza y que se ve amanazada por la muerte. Una muerte que, para ella, es fealdad: "Mientras seas guapa, estarás mucho más viva que los demás". La película se destaca por su manejo de varios de los temas del existencialismo, incluidos los diálogos sobre la muerte, la idea de la desesperación y el significado de la vida. La película tiene un fuerte punto de vista femenino y plantea preguntas sobre cómo son percibidas las mujeres, especialmente en la sociedad francesa. El papel de los espejos prevalece para simbolizar la auto-obsesión, que encarna Cléo. La película incluye cameos de Jean-Luc Godard, Anna Karina, Eddie Constantine y Jean-Claude Brialy como personajes de una película muda que Raoul muestra a Cléo y Dorothée, mientras que el compositor Michel Legrand, que escribió la partitura de la película, interpreta a "Bob el pianista". Cleo de 5 a 7 fue nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes de 1962.

El martes 20 de marzo se proyectará Antonia (1995), dirigida por Marleen Gorris. Antonia, producción holandesa, descrita por su directora como "un cuento de hadas feminista", cuenta la historia de Antonia, quien, después de regresar al anónimo pueblo holandés de su nacimiento, establece y cultiva una comunidad matriarcal muy unida. La película cubre un abanico de temas, desde la muerte y religión al sexo, intimidad, lesbianismo, amistad y amor. En una tranquila granja de la campiña holandesa, la nonagenaria Antonia repasa su vida. Tranquilamente acostada en su cama, hace memoria hasta el día, poco después de la Segunda Guerra Mundial, en que volvió al pueblo en el que nació. A partir de ahí, recuerda su vida durante los cincuenta años siguientes, así como la de sus hijos y nietos. Un día tras otro, el comportamiento independiente, inconsciente y algo excéntrico de Antonia y su familia, y en especial su lucha por el feminismo, se mezcla con la vida cotidiana del pueblo en que viven. La vieja granja se convierte en el hogar de personajes muy variados en los que el resentimiento inicial se convierte en tolerancia y, posteriormente, en amor. La directora y guionista holandesa Marleen Gorris ofreció una mirada distinta a la de su anterior trabajo, El silencio de Christine M. (De stilte rond Christine M., 1982), a la que se refirió como una película de "acusaciones contra la sociedad". Al contrario, se refirió a Antonia como "una celebración de la vida", mezclando elementos de cuentos de hadas con crueles detalles dramáticos. Gorris terminó el guion en 1988. Sin embargo, realizar la película costó tres intentos, con desafíos derivados de conseguir un gran elenco interpretativo y de encontrar un pueblo que pudiera retratarse con realismo por un período de 50 años. Otro desafío importante fue encontrar inversores. La financiación finalmente provino de Holanda, Bélgica y del Reino Unido. Finalmente se rodaría en Bélgica en 1994. Antonia ganó el Óscar en 1996 a la mejor película de habla no inglesa y el Premio "People's Choice" del Festival Internacional de cine de Toronto por la labor en la dirección de Marleen Gorris.


Por último, el lunes 26 de marzo se proyectará Harlan County, U.S.A. (1976), dirigida por Barbara Kopple. Harlan County, U.S.A. es un documental ganador de un Óscar en 1976 que cubre el "Brookside Strike", una violenta huelga de 180 mineros del carbón y de sus esposas contra Brookside Mine y la planta de preparación de Eastover Coal Company, propiedad de Duke Power Company, en el condado de Harlan, al sudeste de Kentucky, en 1973. En lugar de usar la narración para contar la historia, Kopple decidió dejar que las palabras y las acciones de las personas implicadas en la huelga hablaran por sí mismas. Por ejemplo, cuando los huelguistas y otras personas contratadas por la empresa aparecen en la película, estos últimos tratan de mantener sus armas escondidas a la cámara. A medida que la huelga se prolonga por casi un año, ambos lados eventualmente muestran sus armas. Kopple sintió que era importante seguir filmando (o fingir, cuando se habían quedado fuera de la película) para que todos evitaran la violencia; de hecho, su presencia y apoyo consiguieron dicho propósito. Una figura central en el documental es Lois Scott, quien juega un papel importante en la galvanización de la comunidad por el apoyo a la huelga. Varias veces se la ve castigando públicamente a quienes siente que han estado ausentes de los piquetes. En una escena, Scott llega a sacar una pistola de su sujetador. La directora asociada Anne Lewis comparó a Scott con las verdaderas activistas feministas.


Todas las proyecciones serán a las 20:00 en el Auditorio de la Casa de Cultura de Sant Joan d’Alacant, en versión original subtitulada y con entrada gratuita. Os esperamos

La Filmoteca.


TRÁILER PROMOCIONAL 
"MIRADAS FEMENINAS"




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