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Lake Mungo de Joel Anderson


Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.

«Alice tenía secretos.
De hecho mantenía en secreto que tenía secretos.»

Kim Whittle, amiga de Alice Palmer en Lake Mungo.

En el año 2005, Alice Palmer, de 16 años, desaparece durante una excursión familiar en un lago de Ararat, un pequeño pueblo del estado de Victoria, situado al sureste de Australia. Tras ser descubierto el cuerpo de la joven varios días después, la familia Palmer comienza a experimentar fenómenos paranormales en su casa, llegando a creer que Alice está tratando de hacer contacto con ellos. 

En 2008 el cineasta australiano Joel Anderson estrenaba su primera, y única, película como director hasta la fecha: Lake Mungo. Presentada como un falso documental, Lake Mungo se basa en la fórmula del found footage, del metraje encontrado, para contar una historia de corte sobrenatural cuya sinopsis puede resultar, en principio, muy similar a la norteamericana Paranormal Activity (2007) dirigida por Oren Peli y estrenada un año antes. Sin embargo, por estilo, tono y efectismo, Lake Mungo se aleja significativamente de Paranormal Activity, así como de otros muchos precedentes del subgénero del falso documental con metraje encontrado como El proyecto de la bruja de Blair (The Blair witch project, 1999), dirigida por Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, e incluso la italiana Holocausto Canibal (Cannibal Holocaust, 1980) dirigida por Ruggero Deodato y considerada como pionera de este particular subgénero.

La mayoría de estas películas se presentan como montajes realizados a partir de metraje encontrado sin signos propios del documental, como el de un cineasta en posesión de dicho material que edite una película bajo su criterio. Aunque en Lake Mungo se muestra material audiovisual encontrado, como fotografías, grabaciones sonoras o vídeos de cámaras domésticas y teléfonos móviles, supuestamente registrado por la familia y personas cercanas a la desaparecida Alice Palmer, todo ello es presentado bajo un innegable marco documental. Los personajes principales son entrevistados a cámara, e incluso se puede escuchar la voz del director al preguntarles. Además, añadido al material propiamente encontrado, se incluye metraje adicional sobre las localizaciones donde ocurrieron los hechos, supuestamente rodado por el equipo de documentalistas de la película. A todos los efectos, y a diferencia de otras películas del género, Lake Mungo es presentado como un documental profesional.

Con este rigor documental, Joel Anderson consigue un producto original, evitando varios clichés arquetípicos algo explotados del subgénero. Anderson atenúa la tensión propia del cine de terror y la dramatización interpretativa, a favor de generar el miedo a lo sobrenatural en el espectador desde lo verosímil, lo cotidiano. 


La familia Palmer (Mathew, Russell y June).
Los Palmer creen que Alice está tratando de contactar con ellos tras su muerte.


Además, a diferencia de una estructura dramática convencional, donde se tiende a seguir el punto de vista de un único personaje, con todas las reglas narrativas que esto implica y que el espectador espera, el formato documental permite saltar entre diferentes puntos de vista dentro de la misma película. De este modo, el tono puede cambiar de forma inesperada y el espectador más escéptico puede sentirse reflejado en algún punto determinado del relato. Esta diversidad de puntos de vista puede incluso desembocar en giros sin salida que permiten una amplia posibilidad de conclusiones, sin ninguna determinante. La finalidad es, en realidad, conducir al espectador a resultados no concluyentes, a partir de hilos de la historia sin resolver o inexplicables. 

Todas las personas cercanas a Alice Palmer, familia y amigos, son entrevistadas para ofrecer su punto de vista sobre la joven y su misteriosa desaparición. A diferencia de otras películas del género, y gracias, de nuevo, a su estilo documental que parte de un tiempo presente para relatar los acontecimientos, Lake Mungo no propone una sucesión de más desapariciones, de más muertes de los protagonistas. A pesar del relato frio y desdramatizado, la crónica de sucesos que incluye varios giros inesperados, es suficiente para mantener el suspense y conocer progresivamente a la verdadera protagonista de la película: Alice Palmer. No es tanto el misterio alrededor de su muerte ni el surgido a partir de la misma, sino la propia joven y sus secretos en vida, de los que se habla al inicio del film, la base del suspense e incluso del terror a lo sobrenatural. 


La desaparecida Alice Palmer es la verdadera protagonista de Lake Mungo.


Sin embargo, Joel Anderson incluye en Lake Mungo varias concesiones a ciertos convencionalismos del género para subsanar, de algún modo, las carencias dramáticas que el formato documental ofrece. Es el caso del protagonismo en el reparto, y en el relato, de un personaje relacionado con la parapsicología, Ray Kemeny, un psíquico al que acude la familia Palmer para ayudarles sobre los fenómenos paranormales. Joel Anderson se sirve de este personaje para forzar varios giros en el relato y dar a conocer otro perfil más oscuro de la joven desaparecida. Son, precisamente, las escenas con el psíquico Ray Kemeny — supuestamente el parapsicólogo más reconocido de Australia— las más condescendientes con el género de terror sobrenatural. A través de Kemeny, toda la familia Palmer es iniciada en el ocultismo y lo esotérico. Incluida la propia Alice Palmer. En consecuencia, a través de los Palmer en contacto con Kemeny —mostrados estos como una familia real por el formato documental—, Anderson consigue relajar sutilmente el tono documental en pro de los convencionalismos propios del género de terror.

Técnicamente, Lake Mungo resulta un experimento realmente destacable, más allá de lo narrado. Para ello fue imprescindible hacer uso de varios formatos de vídeo acordes al contexto del relato, a finales de los 2000. La película fue rodada utilizando más de 40 cámaras diferentes con formatos entre los que se incluían 35mm, Super 16, HD, Digital Betacam, Hi8, Super 8, VHS e incluso teléfonos móviles, intentando en la medida de lo posible que destacara el uso de video de baja resolución para conseguir un efecto mayor de espontaneidad y verosimilitud. Sin embargo, el verdadero secreto de la efectividad de las supuestas imágenes encontradas son los más de 60 planos sobre los que se generaron cuidados efectos especiales en posproducción. Estas imágenes visuales complejas, que imitan, entre otras, a las famosas pareidolias, no proporcionan respuestas directas en un primer visionado. Sin embargo, asumen un papel fundamental en el transcurso del relato, retando al espectador a un segundo visionado para demostrar que —paradójicamente al subgénero—, la imagen nunca miente. Sin duda, este trato de la imagen, deliciosamente ambiguo, es uno de los factores más significativos y positivamente efectistas de Lake Mungo.

Resulta tentador trazar una posible relación, como influencia directa de Joel Anderson a la hora de abordar Lake Mungo, con la obra del cineasta norteamericano David Lynch. En particular, con la serie que Lynch dirigió para la televisión a principios de los 90, Twin Peaks (1990-1991), donde todo el suspense giraba, también, en torno a la misteriosa muerte de una mujer de idéntico apellido a la desaparecida Alice en Lake Mungo: Laura Palmer. Lejos de la mera coincidencia en el apellido, todo parece indicar que Anderson tenía en mente la famosa serie de Lynch, ya que, entre otras similitudes, las dos Palmer, Alice y Laura, son personajes que mantenían secretos sin desvelar y ambas escribían en diarios de cuyas anotaciones surgirán varios giros argumentales. 


Cartelería internacional de Lake Mungo.


Lake Mungo puede no ser una película apta para los amantes del género. Es una película de género sobrenatural sin sangre, golpes ni ruidos. No es una película de terror al uso; quizá tan siquiera es una película de terror. Sin embargo, su propia naturaleza sencilla, cercana, fría y oscura la dota de algo mucho más inquietante, e incluso terrorífico, que otras muchas del género. Lake Mungo hace verosímil una historia de sucesos paranormales que se cuela directamente en el domicilio del espectador más inquieto por lo sobrenatural. Lake Mungo es un falso documental. Pero, porque tenemos dudas o porque quizá tendemos a esperar el contacto con lo sobrenatural, muchos creemos que algo similar puede ocurrirnos en cualquier momento. 

Desde su estreno internacional, en 2008, Lake Mungo jamás ha llegado a las salas comerciales de nuestro país. La Filmoteca de Sant Joan d’Alacant recupera este título imprescindible para su ciclo sobre falsos documentales durante este mes de octubre de 2015. Esperamos que sea de su agrado y la disfruten.


Javier Ballesteros



Vídeo introductorio a Lake Mungo 
por Javier Ballesteros.