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Culloden de Peter Watkins.


Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.

«Si no sale en televisión, no existe.»
Al Gore. Político y ecologista estadounidense.


Esta fue la primera de las dos películas realizadas para la BBC por parte de Peter Watkins. A finales de 1962 se le contrató como ayudante de producción para el recién creado Canal 2, y unos dieciocho meses más tarde, después de haber trabajado como asistente del productor Stephen Hearst en varios de sus documentales, Huw Wheldon, entonces Jefe del Documentary Film Department, le dio la oportunidad y un pequeño presupuesto para producir una película sobre la batalla de Culloden. La idea de este proyecto tuvo su génesis en el excelente estudio de John Prebble, titulado Culloden, que se convertiría en la base principal de la película. 

La palabra "seminal" se utiliza mucho en estos tiempos que corren, pero es preciso decir que Culloden de Watkins es, verdaderamente, una obra fundamental, que en muchos sentidos, cambió para siempre la forma en que se han realizado los programas documentales e históricos, y que todavía hoy día tiene influencia. Recordada en estos días sobre todo como un precursor de El juego de la guerra (The War Game, 1965), Culloden es un eficaz docudrama en contra de la especulación documentativa que se hace de las guerras. Lanzada en 1964 con un éxito moderado, la película se inspira en la serie de la CBS emitida en 1950 You Are There que, con Walter Cronkite como anfitrión, recreaba acontecimientos históricos de calado popular.

La reputación de Peter Watkins como un provocador político se incendió con este, su primer largometraje, un inquietante pseudo-documental en un estilo adelantado a su tiempo, de periodismo moderno, televisivo, que retrata un devastador levantamiento jacobita durante el siglo 18 con imágenes que evocan deliberadamente los principios de la guerra del Vietnam. Con un presupuesto microscópico y un ejército de no-actores, Watkins captura notablemente "tomas" de la batalla de Culloden, considerada como el enfrentamiento que desmanteló definitivamente el sistema de clanes de las Highlands escocesas. 

Nos situamos en la década de los 60, cuando el ejército de EE.UU. ya se encontraba "pacificando" el Vietnam. El director inglés quería hacer un paralelismo entre estos eventos y lo que había ocurrido en el Reino Unido dos siglos antes porque, según sus propias palabras, nuestro conocimiento de lo que sucedió después de la batalla de Culloden se limitó básicamente a una imagen de Bonnie Prince Charlie en la etiqueta de una botella de whisky. En segundo lugar, quería romper con el uso convencional de actores profesionales en melodramas históricos, con la cómoda evasión de la realidad que éstos proporcionan, y utilizar aficionados —la gente común— para la reconstrucción de la historia.  

Watkins innova empalmando el drama histórico con trozos de noticias propias de la TV, consiguiendo cosechar los elogios de la audiencia en todo el mundo y patentando una técnica que mas tarde puliría, dentro de lo que para este ciclo hemos llamado falso documental, y que es la acuñación que se ha estandarizado definitivamente para referirse a este tipo de recreaciones. Uno de los distintivos, a parte de la originalidad del formato y al igual que hiciera en El juego de la guerra, son las notables actuaciones fruto de un elenco de aficionados, muchos de los cuales eran descendientes directos de aquellos que habían muerto en la batalla real de Culloden, lo que incluso provocó rumores infundados sobre la existencia de provocaciones y episodios de hostilidad en el transcurso del rodaje. 

¿Por qué falso? ¿Por qué documental? 

Lo que hace de los falsos documentales como Culloden un producto complejo es sobre todo la ambivalencia entre dos dimensiones diferentes. La experiencia de ver Culloden de Peter Watkins se mantiene entre la noción de la realidad y la “realidad” de lo que se muestra en pantalla. Con este formato se cuestiona la naturaleza de las imágenes y, mediante el interés suscitado, es imposible convencerse de estar viendo un documental realizado en 1746, ni tampoco sospechamos que el director este ignorando los burdos anacronismos que presenta con su trabajo.


Fotograma de Culloden (1964) de Peter Watkins.


El radicalismo de la idea desorienta por que no es sólo una reconstrucción histórica con la intención de documentar unos hechos, de alguna manera se asume la imposibilidad de poder objetivarlos, de trasladarlos tal cual de la realidad a la pantalla, y se opta por una recreación personalizada, frente a la recreación común de las dramatizaciones documentales; aisladas, mesuradas artificialmente, pero igual de falsas. El efecto de encontrarnos un equipo de televisión en Culloden Moor es, en esencia, el cuestionamiento de dónde y cómo nos encontramos en relación con los acontecimientos históricos en proceso de reconstrucción. 

La multiplicidad de voces y puntos de vista que la película ofrece a sus espectadores sirve, por lo tanto, para descartar cualquier percepción posible de una única postura, absoluta y completa. Si la cobertura de la guerra convencional siempre intenta en todas sus formas —desde la perspectiva unívoca del trabajo puramente propagandístico, incrustado en el periodismo de nuestra época— proporcionar una autoridad, una visión singular del conflicto que nos ocupa, la película de Watkins cruza, estratégicamente, una serie de puntos de vista igualmente plausibles aunque bastante más conflictivos entre ellos. Watkins, en contraste con la dirección y la identificación con el cine narrativo clásico —al igual que con las formas de las películas de propaganda, como El triunfo de la voluntad (Triumph des Willens, 1935) de Leni Riefenstahl—, se arriesga con una película como Culloden, que puede servir para liberar al espectador de una jerarquía de perspectivas regidas por un carácter individual. En Culloden, no hay consenso, ninguna autoridad, y no existe esa especie de “Dios" omnipresente que se intenta establecer en la televisión, sino que el "tú" de la audiencia televisiva se entiende como un todo complejo e inconmensurable. 

Las confusiones del tiempo y la perspectiva que se derivan de las estrategias utilizadas en la película también sirven para cuestionar las representaciones convencionales de la historia en el cine y la televisión. El objetivo declarado de Watkins es “otorgar un sentido de familiaridad a las escenas de una batalla del siglo XVIII”, utilizando los métodos de los noticiarios sobre la guerra de Vietnam. Es también un proyecto revisionista sobre la figura de Bonnie Prince Charlie (también conocido como Carlos Eduardo Estuardo), un icono de la poesía romántica y el canto, y un héroe de las novelas de Walter Scott al que los jacobitas y escoceses de las Highlands apoyaban en sus pretensiones al trono. 

La película de Watkins no sólo desafía la necesidad del espectador de una autoridad histórica y narrativa, sino que también trata de reabrir una versión cerrada, aparentemente estable, y decididamente ‘ahistórica’ de la historia, a través de un contexto político contemporáneo. Esto se logra en gran parte por abordar no sólo lo que sucedió en la batalla de Culloden, sino también lo que podría haber sucedido. Al invocar el "sí" de la batalla de Culloden -si el campo de batalla hubiese sido más accidentado, si el ejército rebelde jacobita hubiera tenido tiempo suficiente para descansar o comer antes de la batalla, si Charles Edward Stuart no hubiera puesto toda su fe en Sir John MacDonald como estratega- Watkins no sólo une al espectador del presente con el pasado, sino que también le arranca la noción de un pasado y un presente estables, cerrados o definitivos. 

Culloden fue recibida mayoritariamente con elogios, tanto por espectadores como por críticos, con sólo unas pocas objeciones en contra de su violencia presumiblemente exagerada, o de su caótica dirección. Su siguiente película, The War Game, no fue tan bien recibida a corto plazo, a pesar de estar considerada por muchos su obra más redonda. El Dr. John Cook subrayó en su análisis de Culloden el deseo de Watkins por alejarse de las imágenes violentas en sus películas mas modernas, afirmando que estas imágenes están ya a nuestro alrededor, no así en sus primeras películas, que nacen de un paisaje esterilizado y polvoriento, decidido a mostrar el horror de la violencia, con el fin de que el público piense en ella.


Toni Cristóbal



Vídeo introductorio a Culloden 
por Toni Cristóbal.




Referencias:

John Edward Curtis Prebble.
Exitoso revisionista que recontruyó, con enorme éxito, grandes catástrofes y opresiones pertenecientes a la historia de Escocia. Apasionado, obstinado e implacable, Prebble se describió una vez como "el historiador de las highlands más importante desde Sir Walter Scott". Sin embargo, los historiadores más académicos se referían a él como un mero novelista histórico. John ejerció una poderosa influencia en la manera de ver la historia y, como resultado, muchos estudiosos universitarios del tema, se suelen dejar llevar encantados por su trabajo.

You Are There (CBS). 
You Are There es un programa de televisión educativo sobre la historia americana que se emitió tanto en la Radio CBS como en sus correspondientes cadenas de televisión. Creado por Goodman Ace para CBS Radio, fundía la historia con la tecnología de su tiempo, con un equipo de redactores que, figurativamente, deformaban acontecimientos del pasado para informar sobre ellos. La serie se escuchó por primera vez el 7 de julio de 1947 bajo el título CBS está allí y su última transmisión fue el 19 de marzo 1950 ya bajo el nombre de You Are There, adoptado tras los 23 primeros capítulos. Sólo se sabe de la existencia de 75 episodios.