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Apur Sansar (El mundo de Apu) de Satyajit Ray.

“Nunca he sido consciente de ser un humanista, y por otra parte no he encontrado una definición precisa de humanismo que me permita entender qué quieren decir los críticos cuando me llaman humanista. Hay una observación reiterada, que en mis películas no hay malvados. Esto ha dado a entender que amo tanto a mis personajes —la humanidad— que dudo al insuflar el mal en ninguno de ellos. Está más cerca de la verdad que veo a mis personajes en escala de grises y no en blanco y negro, lo cual se corresponde con mi propia visión de la humanidad.”

Satyajit Ray.


Afirmaba Satyajit Ray en una entrevista, que amaba profundamente a los personajes que desarrollaba en sus películas, lo cual le delataba como claro humanista y, sin embargo, nunca había encontrado una definición precisa para el humanismo.

Apur Sansar (El mundo de Apu, 1959), última entrega de la Trilogía de Apu, es la más existencialista de las tres películas. Dotada de una gran dosis de Filosofía y una carga emocional sufuciente para adentrarse en la profundidad del personaje de Apu en su totalidad, Apur Sansar, se presenta como la más enriquecedora a nivel espiritual de la trilogía, junto a Pather Panchali. Como ya comentaba sobre Aparajito, segunda de la trilogía, Ray construye su cine, y esta trilogía en particular, a partir de una idea de conjunción o totalidad para cada una de las películas estética y formalmente. En el caso de la Trilogía de Apu su visión madura de forma progresiva y constante al tiempo que sus personajes, en este caso, al tiempo que Apu. En Pather Panchali pudimos ver la visión del niño Apu sobre el mundo contemporáneo que le rodeaba, de forma absorvente, sensible, espiritual, poética e infantil; en Aparajito encontramos las dificultades y progresión de un adolescente con una narración más complicada; y en Apur Sansar veremos el dilema humano, balance final a nivel moral y espiritual desde un punto de vista en su madurez. Si en Aparajito el ritmo visual es mayor en equilibrio con su densa narración, en Apur Sansar tambien ritmo y narración están proporcionalmente relacionados. En este caso, se relaja el ritmo y se vuelve a la sugestión, con sus dosis de poesía visual, retornando a Pather Panchali, y cerrando así el círculo simbólico de la vida, tan arraigado en el espíritu y fé del director hindú.

Apur Sansar, la película, tal vez, más humanista de toda la trilogía, cierra el círculo vital del personaje e incluso lo renace de nuevo. Observando Apur Sansar somos conscientes de la unión vital de las tres películas y de su inquebrantable composición para entender este ciclo vital. Es por ello, que a la hora de exponer la trilogía no existe otro modo que en su totalidad, en su conjunto; Si bien, cada una tiene su propio sello de identidad narrativamente.
Como toda obra maestra, el equilibrio en todos los niveles es compensado hacia la trilogía con ésta última entrega. La falta de moral y profundidad de Apu, así como el propio y merecido protagonismo del personaje son compensados en Apur Sansar, donde el protagonista absoluto es el propio Apu. Esta vez, con un actor a la altura, Soumitra Chatterjee, quien a la postre se convertiría en una gran estrella del cine hindú. La descripción del Apu adulto es asombrosamente entrañable y compensa todas las carencias del personaje en las anteriores películas a nivel psicológico.



En Apur Sansar, la etapa madura, es cuando Apu es mostrado más vulnerable. Si en Aparajito, se muestra la idea del progreso como única meta de salvación espiritual, en Apur Sansar, y de la forma más humanista, se duda de esa y otras ideas, adquiridas desde la infancia hasta la madurez. La virilidad de la idea del progreso en Aparajito, el Invencible, inquebrantable camino de perfección, se pone en tela de juicio, así como los sistemas morales y sociales adquiridos de su cultura contemporánea. Es el perenne dilema existencialista entre la razón, la ascensión moral y la espiritual.

Todo en Apur Sansar parece equilibrar la balanza, exponiendo a debate sus propias teorías sociales, y siempre morales. Existe una evidente crítica social a su cultura y a la falta de una replantación de ideas. No es un intento de occidentalización, más bien de puntualización de los excesos y virtudes de su cultura. Así, durante toda la trilogía, y con balance final en Apur Sansar, Ray abre un debate intracultural para sus contemporáneos, e intercultural hacia el resto del mundo a traves de su cine.

Apur Sansar equilibra la trilogía a favor de lo poético, tras Aparajito, cerrando el ciclo, y volviendo a los orígenes de Pather Panchali. Sin duda, uno de los elementos más interesantes, más repetido, y nexo simbólico del devenir de Apu, es el ferrocarril, leit motiv omnipresente, en toda la trilogía. Asimismo, su gran arte sugerente consiguió ahorrarle cualquier tipo de censura, por ejemplo en una de las más recordadas secuencias donde Apu despierta encontrando una horquilla de su amada en su cama; o, sin ir más lejos, todas las escenas con carga dramática, en las muertes de toda la trilogía donde rehúye de los primeros planos a favor de una sugestión simbólica del drama. Un arte cinematográfico adquirido por sus influencias occidentales y orientales, e influyentes en multitud de cineastas de todo el mundo.

Formalmente, Apur Sansar es la más elaborada de toda la trilogía. Producida por el propio Satyajit Ray, en esta ocasión también la balanza hace honor al resto de participantes artísticos y técnicos de la trilogía. En su caso, el músico Ravi Shankar, tras la falta de partitura en la anterior película y el consiguiente desencanto de Satyajit Ray, consigue en Apur Sansar una de las más celebradas partituras de la cinematografía hindú alabada por el propio Ray. También, el polivalente director de fotografía, Subatra Mitra, que comenzó la trilogía con escasos medios y en 16 mm, consigue esta vez una fotografía asombrosa menos contrastada en la escala de grises, que tanto pretendía Satyajit Ray para interiorizar sus personajes.

Apur Sansar es también una de las descripciones más hermosas del amor conyugal que se hayan realizado en pantalla. El aspecto romántico es también compensado con creces, teniendo en cuenta que Ray tuvo que omitir las escenas de noviazgo adolescente por motivos ajenos en Aparajito. El drama conseguido en Apur Sansar en su clímax lo es también para la totalidad de la trilogía conseguido gracias a un sentimiento tan poderoso como el amor. El amor fraternal en Pather Panchali y filial en Aparajito, se unen finalmente al amor paternal y carnal en Apur Sansar. La Trilogía de Apu, es por tanto, una de las descripciones mas hermosas del amor y del ser humano que se hayan realizado en el cine.

El final de Apur Sansar, y de la trilogía en conjunto, es una de las más memorables escenas de la Historia del Cine. Sin embargo, en la novela de Bibhutibhusan Bandyopadhyay, el final es diferente. El definitivo final de la película hace honor a la idea humanista del director y la inmensidad de la trilogía.

Apur Sansar consiguió alzarse con el premio Sutherland del Festival de Londres por su originalidad e imaginación, entre otros galardones.
En conmemoración del 50 aniversario de la realización de Apur Sansar y la finalización de la Trilogía de Apu, La Filmoteca de Sant Joan d’Alacant ha querido rendir homenaje en estos tres días a una de las obras de arte de la cinematografía mundial y al arte influyente e inigualable del cineasta Satyajit Ray.

Con la Trilogía de Apu, Ray define el humanismo en su mirada cinematográfica, en imágenes. Una definición, muy difícil de acertar con palabras, que el maestro consigue a través de su cine, un cine Universal.

Javier Ballesteros.