Translate

Octubre de Sergei M. Eisenstein


Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.

«La revolución me dio lo más precioso de la vida: me hizo un artista. Si no hubiera sido por la revolución nunca habría roto la tradición, transmitida de padre a hijo, de ser ingeniero. La revolución me introdujo en el arte, y el arte, a su vez, me llevó a la revolución.»

Sergei M. Eisenstein.


Las películas dirigidas por Serguéi Mijáilovich Eizenshtéin (Riga, Imperio ruso; 23 de enero de 1898 - Moscú, URSS, 11 de febrero de 1948) durante la década de 1920 proporcionaron gran parte de las imágenes definitorias de la Revolución Rusa. Más conocido como Sergei Eisenstein y descrito como el padre del montaje cinematográfico, fue para muchos el primer teórico del cine. En el contexto de un ciclo como el de "Historia de la URSS", destacan por encima del resto sus películas encuadradas en la Trilogía de la Revolución: La huelga (Stachka, 1924), El acorazado Potemkin (Bronenosets Potyomkin, 1925) y Octubre (Oktyabr, 1928).


Cartelería internacional de Octubre.


Las tres grandes películas de Eisenstein sobre la Revolución Rusa se hicieron entre 1924 y 1928, justo antes de que Stalin consolidara su poder. La huelga, realizada en 1924, la segunda película de Eisenstein, fue originalmente planeada como la primera de una serie que reflejara convenientemente una clase obrera pre-revolucionaria. Resultó ser un éxito artístico y educativo, ganando un premio en la exposición de 1925 'Arts Décoratifs' en París.

En su lanzamiento en 1925, La huelga no fue bien recibida por el público ruso, acostumbrado ya a las películas estadounidenses y al folclore de los héroes y las narraciones más convencionales. El acorazado Potemkin, sin embargo, resultó un éxito del que Chaplin llegó a declarar que le parecía "la mejor película del mundo" tras su estreno, y desde entonces se ha encontrado presente en numerosas listas sobre las mejores películas de la historia, tan prestigiosas como las confeccionadas por el British Film Institute.

En 1927 Octubre fue comisionada por el gobierno soviético con el fin de celebrar el décimo aniversario de la revolución. Junto a la clásica El fin de San Petersburgo (Konets Sankt-Peterburga, 1927) de Vsevolod Pudovkin, encargada para el mismo propósito, Octubre dejaba claro que el drama silente de corte histórico y propagandístico se convertiría en el formato preferente a la hora de sacar músculo y mostrar los principios y valores de la revolución.

Eisenstein contaría con Grigori Alexandrov, su co-director habitual hasta los años treinta, conformando un tándem que consigue recrear con detalle la caída del último zar de Rusia, Nicolás II, y encontrarse de nuevo con la semana y media más revolucionaria de la historia del siglo XX. Durante este intenso periodo el régimen de Kerenski, segundo y último primer ministro del Gobierno provisional, sería derribado por los bolcheviques bajo el lema de "pan, paz, tierra y fraternidad".


Estudiante de arquitectura y bellas artes, Sergei M. Eisenstein fue un cineasta que siempre estuvo muy bien considerado, incluso por sus opositores ideológicos.


Para Octubre se reconstruyó el conflictivo período desencadenado entre las revoluciones de febrero y octubre de 1917, un tiempo en el que el Gobierno Provisional del primer ministro Kerenski se aferró al poder como pudo. El derribo del monumento del anterior zar Alejandro III es el reflejo de la tensión e incertidumbre vividas en el momento del derrocamiento, y da paso a una visión continuista de la nueva autoridad, a la que los revolucionarios se refieren como la "misma vieja historia" de hambre y desdicha vivida bajo la monarquía.


Bajo el calendario gregoriano, los sucesos encuadrados en la Revolución de Octubre se iniciaron el 7 de noviembre de 1917 en todo el mundo menos en el Imperio Ruso. La fecha 25 de octubre de 1917 se corresponde al calendario juliano, vigente hasta ser abolido posteriormente por el nuevo Gobierno bolchevique.

Para obtener un mayor detalle, la épica producción de Eisenstein se basó en el libro
Diez días que estremecieron al mundo (Ten Days that Shook the World, 1919), una crónica del periodista John Reed sobre el período que precedió a la revolución de 1917. El periodista, poeta, corresponsal y activista comunista estadounidense John Silas Reed (Portland, Oregón, 22 de octubre de 1887 - Moscú, 19 de octubre de 1920) fue un testimonio de excepción de lo sucedido en Rusia e identificaba su célebre relato con estas palabras:


«Este libro es un trozo de historia condensado tal como yo la vi. No pretende ser más que un detallado relato de la Revolución de Octubre en la que los bolcheviques, al frente de los obreros y soldados, conquistaron el poder del Estado en Rusia y lo entregaron a los soviets.»

Nikolai Podvoiski, uno de los revolucionarios que encabezó el asalto del Palacio de Invierno, fue responsable de la comisión de la película. La escena de la toma del palacio construida en Octubre se basaría en el famoso espectáculo recreacional que tuvo lugar en Petrogrado en el año 1920. Una simulación del asedio bolchevique que congregó al propio Lenin y a miles de guardias rojos, atendidos por unos 100.000 espectadores. Las imágenes resultantes se convirtieron en una representación histórica y periodística de la revolución, debido a la falta de archivo y material visual del evento real.

Durante mucho tiempo, la industria cinematográfica soviética ha hecho chascarrillos sobre el asalto al Palacio de Invierno reconstruido por Eisenstein, que parecía aún más violento y con más víctimas que el ataque original de los bolcheviques en octubre de 1917, terminado en una rendición casi pacífica. En el sentido de la edición y la estética, sabemos por tanto que Octubre es un producto audiovisual del que se valió un país en ciernes para exhibirse de una forma muy exaltada. Incluso no faltaron limitaciones dictadas e impuestas sobre la base de la obra.

El papel de Trotsky en estos acontecimientos, jefe del Comité Militar Revolucionario de Petrogrado, se redujo a una aparición débil y empequeñecida por la presencia excesivamente abrumadora de Lenin, en la que aparece advirtiendo contra la acción inmediata y casi destruyendo la revolución. Sin embargo, de acuerdo con el absorbente relato de John Reed, Trotsky operaba como el más revolucionario, instando a los bolcheviques a no ceder terreno. Presagiando la predilección de Stalin por reescribir la historia, el resto de escenas con Trotsky presente se eliminaron.


A pesar de su simbolismo, siempre se valoró positivamente la ambiciosa reconstrucción de los hechos de Octubre, lo que acabó por legitimar la obra pese al exceso de exigencias de la comisión.


La premisa de no incluir en el rodaje a actores profesionales condujo a contar con un Lenin interpretado por un operario de una fábrica de cemento llamado Nikandrov. Un estudiante universitario haría el papel de Kerensky, Zinoviev fue interpretado por su propio hermano y en el papel de Trotsky se contó con un dentista que se asemejaba físicamente.

Técnicamente, Octubre fue el proyecto más ambicioso de Eisenstein. Los detalles transversales de la narración y que dan forma a la acción principal se mueven en el reino del símbolo, donde una imagen se yuxtapone a otra imagen, sin conexión aparente. El choque emotivo y los estímulos buscados desembocaron en técnicas pioneras a nivel de edición.

El denominado como "montaje intelectual" fue un recurso muy innovador caracterizado por la utilización de planos similares en el enfoque de objetos aparentemente inconexos, animando así a una comparación intelectual entre ellos dentro de una misma secuencia.

Un Jesús barroco, deidades hindúes, Buda, dioses aztecas y un ídolo primitivo, vistos a través de un determinado orden de planos, sugieren la similitud de todas las religiones. El ídolo, a su vez, se compara con las insignias militares para sugerir vinculación entre patriotismo y un fervor por el estado de carácter religioso. Las tomas transversales de Kornilov, Kerensky y los bustos de Napoleón, se combinan en una yuxtaposición de significado puramente simbólico, que traza paralelismos evidentes y subrayan una ambición similar en ellos. Otros planos de Kerenski disfrutando de la opulencia del Palacio de Invierno se combinan con planos de un pavo real mecánico muy brillante que sugieren su vanidad.

Por aquel entonces se trataba de conceptos que podían parecer algo abstractos y difíciles de seguir por el público; sin embargo, mediante el uso de una fotografía muy artística y la ambición narrativa dispuesta se consiguió que la película funcionara hasta el día de hoy. El recorrido inicial sobre la revolución es por tanto muy fiel a las fuentes históricas y sirvió para obtener escenas portentosas como la incursión en el Palacio de Invierno, la elevación del Puente de Petrogrado y la caída de la estatua del zar Alejandro III.

En la Filmoteca de Sant Joan d'Alacant nos valemos de esta mítica obra para iniciar un ciclo en el que condensar y resumir diferentes periodos históricos de la extinta Unión Soviética. Octubre se corresponde con una etapa de formación de la misma, que tras el final de la película se prolongará hasta la obtención del Tratado de la Unión entre las Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS, firmado ya en diciembre de 1922 una vez terminadas las operaciones militares más importantes de la guerra civil rusa.



Toni Cristóbal


Vídeo introductorio a Octubre
por Toni Cristóbal.