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The Commitments de Alan Parker.


“El infierno está lleno de músicos aficionados”
George Bernard Shaw (1856-1950).
"¿Queréis que cantemos como si folláramos?" 
Frase promocional.

    
  La película fue una coproducción internacional entre productoras en Irlanda, el Reino Unido y los Estados Unidos que fructificó en taquilla. Alan Parker realizó un dibujo costumbrista en clave de comedia narrando la historia de un grupo de dublineses en paro que forman un grupo de música Soul de raíces clásicas, y tal y como hicieron The Blues Brothers/Granujas a todo ritmo (John Landis, 1980), esta adaptación de la novela del mismo nombre escrita por Roddy Doyle, introdujo una nueva generación al rhythm and blues.

Desde el punto de vista técnico, The Commitments (id,1991) es tan sobria que parece visualmente aburrida, pero hay que poner atención a las muestras del sabor irlandés de la película, y a los detalles que dan vida a las auténticas localizaciones en las que se filmó la cinta, que no disimulan los vicios y problemas de ese país, pero que a la vez señalan orgullosamente la tenacidad y entusiasta actitud de su gente. Sin duda es una visión muy lúcida de la Irlanda de finales de los 80 con la problemática obrera y del paro como trasfondo.


Aunque no hay canciones originales en The Commitments, el desfile de éxitos de soul es impresionante, y su adaptación a la idiosincrasia irlandesa les da nueva vida al mismo tiempo que los hace más asimilables para audiencias modernas. De esta manera se preserva la intención y mensaje original de las canciones, pero con arreglos que no ahuyentarán a quienes consideren el soul tradicional como música demasiado "étnica" o especializada

Salvo Bronagh Gallagher y Johnny Murphy, los actores tocan realmente los instrumentos, y la mayor parte de las canciones se grabaron al momento de filmarse, a pesar de los serios problemas técnicos que eso implica. Parker se negó terminantemente a hacer trampa con la música, y por ello decidió armar su elenco con músicos, los cuales tuvieron que aprender a actuar.


El guión de The Commitments es de autentico record. Seguramente, la película con más guiños, referencias y menciones musicales de la historia, por encima de Alta Fidelidad (High Fidelity de Stephen Frears, 2000); Proclaimers, Billy and the Bollocks, Spandau Ballet, Bob Geldof, el jazz como elemento masturbante, Sinead O'Connor, Wings, Joan Baez, U2, James Brown, Wilson Picket, Clarence Clemons, Frankie Goes To Hollywood, el Needless and Pins, Elvis, Procol Harum, Beatles, Moon River, Jimi Hendrix, Bach, Bon Scott, Roy Orbison, Guns'n'Roses, Ottis Redding, Smokey Robinson, el tipo de Madness, Joni Mitchell o Led Zeppelin, entre otros. Merito a parte merece el hecho de que se digan más “fuck” por minuto que en Scarface, El precio del poder (Brian De Palma, 1983).

En círculos especializados, The Commitments ha alcanzado niveles de culto, por el realismo con el que retrata la creación y desarrollo de una sencilla banda, y por el entusiasmo con el que lo hace.

La película ganó el Premio BAFTA para la Mejor Película, así como Premios BAFTA para el Mejor Director, Mejor Edición (Gerry Hambling), y el Guión Mejor Adaptado. Fue nombrada para el Globo de Oro a la Mejor Película - Musical o Comedia y para el Óscar al mejor Montaje.

Cartelera diversa.
 En 2005 fue votada la mejor película irlandesa de todos los tiempos, superando a películas como Mi pie Izquierdo de Jim Sheridan (My left foot, 1989) En el nombre del padre también de Sherindan (In the name of de pather, 1993), en una encuesta patrocinada por el Whisky Jameson irlandés. De las cinco “películas con música” que el director Alan Parker ha realizado durante su carrera (Bugsy Malone, en 1976;  Fama/Fame, en 1980; Pink Floyd-The Wall/El Muro, en 1982; The Commitments en 1991; y Evita en 1996), mi favorita es The Commitments.


Antonio Cristóbal para la 2ª edicion de la Filmoteca (año 2008). Retrosprectiva 2008-2011.
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Canciones de "The Commitments".










Cabaret de Bob Fosse.

 
-" En Berlín hoy surgen extrañas amistades. Hay personas de un sólo amigo. Hay otras de dos... "
-"Vive y deja vivir." 

-"La vida es un cabaret."

 -"Willkommnen, bienveneu, welcome..."



      Basada en la obra de teatro homónima (de John Kander y Fred Ebb) que a su vez fue una adaptación escénica de la novela Adios a Berlín (de Christopher Isherwood), Cabaret (1972) está considerada una de las mejores películas musicales de la historia del cine. Aunque realmente, la obra no dista mucho de otras películas – tanto musicales como no - románticas, tiene elementos que la convierten en muy interesante. El eje central de la historia es sencillo, un triángulo amoroso (un tópico en las películas románticas de los últimos 60 años), fragilizado a causa de la condición de cabaretera de Sally (Liza Minnelli en su mejor y más recordado papel) que el estirado Brian (Michael York) no alcanza a tolerar en ciertos momentos. El tercero en discordia es el rico Maximilian, interpretado (nota del autor: sufro el capricho de querer decir esto) por uno de los actores más infravalorados de la época, Helmut Griem, cuya aparición en la vida de Sally y por ende, en la de Brian, supone el punto de inflexión para la pareja. Cabe destacar que son personajes de principios volátiles, guiados por deseos y envidias pero de personalidad acentuada, muy apoyada en las actuaciones respectivas.
Aún así, estas variaciones sobre el triángulo amoroso cinematográfico clásico no son los elementos sobre los que defender de forma definitiva la película. El contexto de la obra aporta mucho peso a la totalidad del encanto. Cabaret está ubicada en los últimos y decadentes días de la República de Weimar, en pleno estallido del movimiento nacional socialista. Si bien al principio de la película, un nazi es apaleado en la trastienda del propio cabaret, la película narra en un plano secundario su paulatina pero constante emersión en la sociedad alemana.
Pero este tampoco es el punto definitivo. Lo que aporta a Cabaret todo su interés, puesto que engloba toda su historia principal como las secundarias, es el propio cabaret, el Kit Kat Club. Es el escenario desde el que se narra, canciones mediante, toda la historia de la película y lo que la resume. Es un lugar ambiguo, como su afeminado maestro de ceremonias (Joel Grey, el único actor que repitió el personaje que ya interpretó en la obra de teatro), como su público, gente de las altas esferas que alimenta su morbo y sus bajos instintos. También como la sexualidad de Brian, que nunca se había sentido enamorado de una mujer hasta que conoce a Sally… y acaba manteniendo relaciones con otro hombre pese a que la ama. O como los deseos de la susodicha y sus sentimientos respecto a Brian, al que le asegura que le ama o que le odia con la boca pequeña. O por qué no, como la postura de la sociedad alemana respecto al nazismo. Todo esto es el cabaret. Un lugar con una apariencia no tan refinada ni con un transfondo tan sórdido. Y aquí se concentra la intención – y no sería erróneo hablar de integridad - de la película, que siendo coherente consigo misma, no se presta a la obviedad.

El director Bob Fosse fue el encargado de crear y coordinar las coreografías de los números que aparecen en la película, que por cierto no son los mismos que aparecían en la obra de teatro. Al parecer las canciones que se cantaban en la representación teatral de Cabaret estaban directa y explícitamente relacionadas con la historia, mientras que en el filme eso ocurre unas veces y en otras se deja al criterio del espectador. Ganó el Oscar al mejor director (venciendo sobre nada menos que Coppola y El Padrino/The Godfather/1972) y otros cinco premios que fueron para el apartado técnico, así como para Minnelli y Grey vencieron en las categorías de mejor actriz y mejor actor secundario. Curioso, puesto que son los dos únicos personajes que cantan durante toda la película. Por esta razón y porque las canciones en la película son escenas aparte y no se efectúan durante el desarrollo de la acción, me permito discutir la denominación de esta película como musical, abogando por el término, menos concreto pero más ceñido, de cine con – números de – música.

2ª edición de La Filmoteca (año 2008). Retrospectiva (2008/2011).
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CARTELERA INTERNACIONAL.


Taxi Driver de Martin Scorsese.


"Por la noche salen bichos de todas clases: furcias, macarras, maleantes, maricas, lesbianas, drogadictos, traficantes de droga...tipos raros. Algún día llegará una verdadera lluvia que limpiará las calles de esta escoria."

"Los días se suceden con monotonía, uno tras otro, ninguno de ellos se diferencia del anterior ni del siguiente, son como eslabones de una larga cadena, hasta que de repente surge el cambio."


"La soledad me ha perseguido durante toda mi vida, por todas partes, en los bares, en los coches, en las aceras, en las tiendas, por todas partes, no tengo escapatoria, soy un hombre solitario."


"Escuchad imbéciles de mierda, aquí hay un hombre que va a cortar por lo sano, un hombre que va a hacer frente a la chusma, a la prostitución, a las drogas, a la podredumbre, a la basura. Un hombre que acabará con todo eso."

"¿Hablas conmigo?... ¿Me lo dices a mí?... Dime... ¿Es a mí?... Entonces ¿a quién le hablas si no es a mí?... Aquí no hay nadie más que yo... Con quién puñetas crees que estás hablando...." 
 Frases de Travis Bickle en Taxi Driver.




    Taxi driver es uno de los primeros clásicos considerados modernos. Fue dirigida en plena época de transición cinematográfica, en el surgimiento del cine de autor, donde el director era reconocido como creador indiscutible de la película. Sin embargo, estas son afirmaciones que requieren de matizaciones. 


Respecto a la autoría del filme, es justo decir que tres figuras se reparten la creación de la obra: Martin Scorsese, Robert De Niro y otro personaje que, pese a estar en segundo plano, fue el germen de esta historia: el guionista Paul Schrader. Separado de su mujer, viviendo en un coche y obsesionado con las armas y la pornografía, Schrader pensó en un personaje que fuera un reflejo de su aislamiento y su incipiente manía. Nació así Travis Bickle, al que Schrader convirtió en taxista para subrayar su inadaptación y soledad. Un ser vacío y por lo tanto, totalmente susceptible a las influencias y peligros exteriores, como se demuestra durante todo el metraje.

Martin Scorsese aparece cual Hitchcock un par de veces durante la película, la más célebre es cuando interpreta a un cliente del taxi y le muestra a Travis la ventana en la que se encuentra su esposa con otro hombre. En Taxi Driver, Robert De Niro trabajó para Scorsese por segunda vez (la primera fue en Malas Calles ,1973) y han compartido sus exitosas carreras en otras 6 películas más.
          
Scorsese eligió a Robert De Niro para su papel, siendo esta decisión el gran acierto de la película. De Niro trabajó durante un mes como taxista en Nueva York, pero la construcción de su personaje va mucho más allá, prácticamente convirtiéndose en Travis Bickle (algo muy acorde con el método Stanislavsky del que De Niro siempre ha hecho uso para sus papeles). Improvisó algunos de los diálogos, como la famosa escena del espejo y la frase “¿Estás hablando conmigo?” o algunas conversaciones con el personaje de Iris, la niña prostituta y drogadicta cuya salvación significará la misión que Bickle se impone.

Schrader situó el caldo de cultivo de la locura de Bickle en la ciudad de Nueva York, pero no la romántica y bohemia Nueva York que conocemos de las películas clásicas. Nada de Broadway ni de Central Park, sino suburbios, proxenetas, prostitutas, drogadictos, camellos y violencia. Aún así, Scorsese se afana en mostrarnos la suciedad de forma estilosa y elegante, pues utiliza una cámara subjetiva de la vista del taxista, enseñando la porquería y haciéndola comprender desde la perspectiva de Bickle sin introducir al espectador en ella.

            De hecho, el punto clave de la película y la razón por la que se le puede calificar como un clásico moderno, es porque coge prestados todos los clichés del cine clásico y los aleja hasta convertirlos en sus antípodas. Travis Bickle es el anti-héroe y la Nueva York que aparece en la película es la anti-Nueva York. Aparte está la historia, que contiene una estructura típica: un errante solitario que encuentra un ideal por el que luchar y pasa a la acción, el prototipo del denominado “sueño americano”. Sólo que en esta ocasión, el errante es una personaje que se va desquiciando progresivamente, una bomba de relojería a punto de estallar en cualquier momento y que actúa de forma poco noble y heroica. Aquí tenemos el anti-sueño americano.
            Scorsese también utiliza recursos técnicos innovadores, aunque basados en el cine clásico (concretamente en el cine musical, según asegura el propio director), como la espectacular panorámica de la escena del desenlace en la que podemos observar todo el rastro de destrucción que Bickle ha dejado a su paso. Como anécdota, destacar que en esta misma escena el color rojo de la sangre tuvo que ser desaturado durante el proceso químico de la película para que la película no recibiera una calificación “X”, lo que hubiera supuesto un rotundo fracaso comercial. Otro gran truco narrativo son las voces en off del protagonista en las que expresa sus pensamientos y en las que queda en evidencia su progresiva transformación.
            Para la música de la película, Scorsese contactó repetidas veces con Bernard Herrmann, afamado compositor de bandas sonoras de otras películas como Psicosis. El músico rechazó varias veces la propuesta del director, pero al final accedió. El característico tema principal de la película es una mezcla de tensión y tristeza, incluso de melancolía, y realmente parece ajustarse ya no a la película sino al solitario Travis Bickle. El mismo día que acabó de grabar las composiciones, Herrmann murió de un infarto producido por una enfermedad cardiaca. Como tributo póstumo, Scorsese dedicó la película a su memoria.
            Como último apunte, una curiosidad del rodaje es que Jodie Foster, que interpreta a la menor de edad, prostituta y drogadicta Iris, tenía 13 años durante el rodaje, por lo que para la primera escena que comparte íntegramente con De Niro en la que ella se acerca al pantalón de él, fue sustituida por su hermana mayor, para evitar problemas con la familia y de paso, con la censura.
            Más de treinta años después, Taxi driver sigue vigente por su innovadora estructura narrativa en primera persona o por la temática (desgraciadamente, se conocen muchos casos de Travis Bickle reales). Pero a día de hoy, sigue siendo una de las películas más impactantes que se recuerdan y eso en estos días de imágenes explícitas y provocación, es mucho decir.

1ª edición de la Filmoteca (2008) para el ciclo "Individuo y sociedad. Retrospectiva (2008/2011).

Cartelera Internacional