Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano. |
«El hombre es un genio cuando está soñando.»
Akira Kurosawa.
«Lo único que podía hacer era tratar de enemistar a los muchachos unos contra otros. Tenía que hacer mi trabajo de la mejor manera posible. ¿Qué culpa tengo yo de que la mejor manera posible condujera a tantas muertes?»
Fragmento de la novela Cosecha Roja de Dashiell Hammett.
Para cuando Akira Kurosawa estrenó Yojimbo (yōjinbō / 用心棒, 1961), el director japonés llevaba una década creando obra maestra tras obra maestra. Con Rashomon (Rashômon / 羅生門, 1950) abrió los ojos de occidente, abanderando la visualización del cine nipón y de sus compatriotas en festivales de cine de todo el mundo y ganando de paso el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. En Vivir (Ikiru / 生きる, 1952) dio muestras del gran humanismo que contenían sus películas reflexionando profundamente sobre la vida y la muerte. Poco más tarde, rodó su obra más reverenciada y conocida: Los siete samuráis (Shichinin no samurai / 七人の侍, 1954). Una epopeya épica con la que consiguió la reverencia de sus contemporáneos y la de generaciones posteriores. El éxito conseguido con ella le impulsó a rodar obras inspiradas en su querido William Shakespeare, como Trono de Sangre (Kumonosu-jō / 蜘蛛巣城, 1957) y Los canallas duermen en paz (Warui yatsu hodo yoku nemuru / 悪い奴ほどよく眠る, 1960) adaptaciones libres de Macbeth y Hamlet respectivamente. Entre las dos tuvo tiempo de rodar La fortaleza escondida (Kakushi Toride no San-Akunin / 隠し砦の三悪人, 1958) inspiración confesa de George Lucas para su saga de Star Wars. Desafortunadamente la recaudación de ambas no fue la deseada y Kurosawa tuvo que volver sobre los preceptos que lo auparon al éxito comercial.
Cartelería internacional de Yojimbo. |
Antes de convertirse en un referente internacional, Akira Kurosawa había rodado importantes películas de cine negro como El ángel ebrio (Yoidore tenshi / 醉いどれ天使, 1948) o El perro rabioso (Nora inu / 野良犬, 1949) pero fue con la desocupación de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, en 1952, cuando el género histórico volvió con fuerza a las pantallas japonesas. Los dramas de época o jidaigeki, y el subgénero de chambara o películas de samuráis, habían sido restringidos por las autoridades norteamericanas, ya que, según ellas, favorecían valores feudalistas inadecuados tales como lealtad a un señor, la venganza o el suicidio. El resurgimiento de este tipo de cine tuvo en el descendiente de una familia samurái, Akira Kurosawa, a su máximo representante. En él incurrieron varios factores: la cultura occidental durante la ocupación le influyó determinantemente siendo un enamorado del cine y la literatura anglosajona. En el cine destacaron las películas del lejano oeste, sobre todo la figura de John Ford. En cuanto a la literatura, destacaban especialmente los clásicos shakesperianos, las obras de autores rusos como Fiodor Dostoyevsky o Máximo Gorky y la novela negra de autores como George Simenon o Dashiell Hammett.
Kurosawa reconoció que la película La llave de cristal (The glass key, 1942)1 dirigida por Stuart Eisler, adaptación de la obra homónima de Dashiell Hammett, le sirvió de inspiración para la realización de Yojimbo; sin embargo, parece más apropiado nombrar a Cosecha Roja (Red Harvest, 1929), otra novela de Hammett, como referente directo. En ella, un detective privado, conocido como el agente de La Continental, se sumergía en una corrupta ciudad dividida entre bandas rivales. Para restablecer el orden, sus métodos no diferían mucho de los que utilizaban los enemigos de la ley. Esta sinopsis se adaptó perfectamente al Japón decadente de 1860, en el que la progresiva desintegración del sistema feudal hizo que la privilegiada clase social de los samuráis fuera, poco a poco, desapareciendo y la clase comerciante fuera ascendiendo al poder. Con el guion mirando hacía la novela negra y la iconografía visual fijada en el western americano, Kurosawa, formuló con Yojimbo una crítica hacia la sociedad japonesa de su época. En una ocasión afirmó que sus películas venían de la necesidad de decir una cosa en particular en un momento determinado. En los años 60 del siglo XX, década de la realización de Yojimbo, el jerarquizado organigrama japonés y sus valores se habían perdido. Con la llegada del progreso y tras la guerra desaparecieron los samuráis y los campesinos, siendo los comerciantes los más favorecidos. El dinero se instauraba como aliado del poder. En Yojimbo se apreciaba como los jóvenes preferían abandonar el campo para llevar una vida más fácil. Los comerciantes ostentaban el control de un pueblo llevándolo a una situación de lo más decadente. El Japón de postguerra creció económicamente debido a la gran industrialización y mercantilismo y al igual que en Yojimbo, la juventud perdió, según Kurosawa, los valores tradicionales en los que el honor y la familia salían perdiendo en contra del consumismo y una sociedad más deshumanizada. El antihéroe de Yojimbo no era menos, se movía en todo momento por interés propio.
Akira Kurosawa y Toshiro Mifune en el rodaje de Yojimbo. |
En Yojimbo, Kurosawa volvía a contar con su actor fetiche, Toshiro Mifune, con el que llegó a trabajar hasta en 16 ocasiones. La traducción de la palabra “yojimbo” al castellano significa “guardaespaldas”, aunque en muchos lugares la película se tituló como “El mercenario”. Tanto en un caso como otro, el personaje de Mifune mostraba ser un tipo solitario guiado por el destino en busca de fortuna y con una habilidad asombrosa con la katana. Bravucón, de aspecto desaliñado y repleto tics, Mifune siguió la única instrucción de Kurosawa: su personaje debía imitar a un lobo. De ese modo creó una serie de gestos que hacen a su personaje icónico. Sanjuro, que es así como se llamaba su creación, se mesaba las barbas, se rascaba la cabeza y se preparaba para la batalla con unos espasmos de espalda que ya de por sí daban miedo. El nombre del ronin Sanjuro, significaba “el que tiene 30 años”, aunque como él mismo reconocía rondaba más la cuarentena. Tras el inmenso éxito comercial, la siguiente película de Kurosawa fue una continuación de Yojimbo titulada simplemente Sanjuro (Tsubaki Sanjūrō / 椿三十郎, 1962) en la que Mifune seguía interpretando al mismo personaje. Ya distanciado de Kurosawa, Mifune volvería a interpretar a Sanjuro en Zatoichi meets Yojimbo (Zatôichi to Yôjinbô / 座頭市と用心棒, 1970) de Kihachi Okamoto, un celebrado encuentro con otro de los personajes más queridos en Japón, el espadachín ciego Zatoichi. En el plano actoral cabía destacar también la participación de otro grande como Tatsuya Nakadai, que aquí interpretaba al contrincante de Sanjuro, un villano de lo más occidentalizado que portaba un revólver y que representaba todo lo malo que la intromisión de la cultura externa había impregnado en oriente. Si las indicaciones para Sanjuro eran lupinas, a Nakadai si le ordenó asemejar su personaje a una serpiente. Tras el distanciamiento de Mifune con Kurosawa, fue Nakadai quien protagonizó sus últimos trabajos en Kagemusha: la sombra del guerrero (Kagemusha / 影武者, 1980) y Ran (乱, 1985). Toshiro Mifune consiguió el mayor de los reconocimientos de su carrera con el personaje de Sanjuro en Yojimbo, la Copa Volpi a la mejor actuación en el Festival de Venecia. Ese mismo año, rodó en México y en castellano Ánimas Trujano, el hombre importante (1961) de Ismael Rodríguez, película que estuvo nominada al Oscar de mejor película de habla no inglesa. Fue esa proyección internacional, la que lo distanció definitivamente de Kurosawa.
Su fuerte personalidad y su estricta manera de dirigir le valieron a Kurosawa el sobrenombre de “El Emperador”. En su país se le consideraba un director occidentalizado y la crítica del momento prefería a sus congéneres, Ozu y Mizoguchi. Mientras que se considera a Ozu como el director de la familia y a Mizoguchi como el director de las mujeres, Kurosawa destacó por realizar un cine de acción y de aventuras interpretado a menudo por varones de fuerte carácter. Dentro de su característico estilo abundaban los planos tomados con objetivos angulares. De esta manera permitía a los actores trabajar alejados de la cámara con una menor intromisión en su interpretación. En el cine de acción, Kurosawa revolucionó este campo comenzando a rodar con tres cámaras simultáneamente, haciendo que los cortes en el montaje fueran mucho más naturales e imprimiéndoles un ritmo más ágil. Algo muy común en la filmografía de Kurosawa fue la utilización de los elementos meteorológicos y en Yojimbo destacaba el uso del viento en el duelo final del film. Desde el rodaje de La fortaleza escondida venía utilizando lentes anamórficas, pero fue en esta película con la que aprovechó mejor la anchura del formato panorámico de 2.35:1. El realismo de los decorados era exprimido al máximo en Yojimbo. La anchura de la calle principal del poblado y el gran número de actores quedaban perfectamente encuadrados.
El duelo final entre Sanjuro y Unosuke, entre la tradición y la modernidad, enfrentó a los dos actores más conocidos de Japón, Toshiro Mifune y Tatsuya Nakadai. |
Si Kurosawa fue influenciado por los westerns y las películas de cine negro que provenían de los Estados Unidos, a su vez él fue el inspirador de otros tantos cineastas. Sergio Leone plagió con descaro la película de Yojimbo en el film italiano Por un puñado de dólares (Per un pugno di dollari, 1964), primera película de la "Trilogía del Dólar" que haría mundialmente famoso a Clint Eastwood relevando a Toshiro Mifune en el papel de forastero llegado a la ciudad. Cuando el director japonés vio Por un puñado de dólares, le envió una carta a Leone diciéndole que había rodado una gran película, pero que en realidad le correspondía a él todo el mérito. Tras la denuncia pertinente, se llegó a un acuerdo por el cual la producción italiana debía ceder parte la taquilla a Kurosawa. Walter Hill también rodaría su propia versión de Yojimbo. En El último hombre (Last Man Standing, 1991) se retomaba la ambientación de Cosecha Roja y en esta ocasión la acción se situaba en un pueblo polvoriento de Texas habitado por un par de bandas de gánsteres del Chicago de 1930. Pero ahí no queda la cosa, ya que Yojimbo es el referente de series de animación, videojuegos y cómics, siendo Usagi Yojimbo de Stan Sakai una exitosa serie de comics cuyo protagonista es un conejo samurái. En cuanto a otras adaptaciones de películas de Kurosawa, John Sturges dirigió Los siete magníficos (The Magnificent Seven, 1960), remake de Los siete samuráis, obra que se ha llevado a la pantalla en multitud de ocasiones. Las más recientes son la versión animada de Pixar, Bichos, una aventura en miniatura (A Bug´s Life, 1998) de Jonh Lasseter y Andrew Stanton, y nuevamente fue llevada a la gran pantalla de la mano de Antoine Fuqua en 2016 bajo el título repetido de Los siete magníficos.
Tras el fracaso de varios proyectos, el más famoso fue su abandono de la película bélica Tora! Tora! Tora! (1970) por desavenencias con los productores, y el descalabro en taquilla de Dodes'ka-den (Dodesukaden / どですかでん,1970) se sumió en una depresión que casi termina con su vida, ya que intentó suicidarse. Unos años después y, tras recuperarse, acudieron a él los productores rusos para que rodara una película con la que conseguiría el Oscar a mejor película de habla no inglesa de nuevo, Dersu Uzala (Дерсу Узала, 1975). Casi al mismo tiempo, Kurosawa había conseguido una serie de admiradores poderosos en el Nuevo Hollywood que se estaba fraguando al otro lado del Océano Pacífico. En la década de los 70 los Steven Spielberg, Francis Ford Coppola, Martin Scorsese o George Lucas bebían los vientos por él. Juntos consiguieron aupar de nuevo al maestro financiándole incluso alguna de sus últimas películas y empujando a que obtuviera el Oscar honorífico a toda una carrera en 1990, que le fue entregado por la mano de los mismísimos Steven Spielberg y George Lucas. En su discurso afirmaron que Akira Kurosawa era uno de los mejores directores vivos y que se trataba de uno de los directores más visionarios de la historia. Desde la Filmoteca de Sant Joan d´Alacant estamos totalmente de acuerdo.
JMT
1 Existe una escena en La llave de cristal que básicamente es copiada en Yojimbo, se trata de la fuga del protagonista una vez que está retenido por un par de esbirros.
Vídeo introductorio a Yojimbo
por JMT.