Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano. |
"Las opiniones son como los culos: todo el mundo tiene uno".
Larry Flynt.
El checo Milos Forman no puede negar su admiración por los personajes incomprendidos. Todos recordamos al cara dura que ingresa en un psiquiátrico para evitar la cárcel de Alguién voló sobre el nido del cuco de 1975 y, sin irnos tan atrás en el tiempo, al malogrado humorista Andy Kaufman retratado en Man on the moon de 1999. Larry Flynt (interpretado por Woody Harrelson) es primo hermano de estos dos personajes. Comparten, cada uno en su ámbito, un rechazo a lo establecido a veces llevado a la iconoclastia explícita y unos medios poco ortodoxos como consecuencia de sus singulares visiones de la vida. Larry Flynt es un personaje definitivamente anárquico, alguien cuyos vaivenes le hacen caer en contradicciones personales pero que mantiene un fin común al de los protagonistas anteriormente mencionados: salirse con la suya.
Sin embargo, en su historia, desde que es un niño que vende licor casero en un pueblo perdido hasta que se convierte en magnate de la pornografía, queda reflejado el sueño americano y su doble moral en cuanto a la libertad de expresión y por lo tanto, de prensa.
Antes de que sigan leyendo, tengo que recordarles que estamos hablando de una obra basada en hechos reales, que Larry Flynt no solo existió, sino que sigue vivo y sigue siendo uno de los peces gordos de la pornografía. Es decir, lo que ustedes van a ver en la película, pasó en la realidad. Es la gran baza de la cinta: tiene licencia para aportar una crítica al sistema de entonces, porque no deja cabos sueltos en manos de la ficción. Lo que ve en pantalla, es a lo que tuvo que enfrentarse el señor Larry Flynt en su momento.
Y lo que esta cinta muestra, es un país que se jacta de ser el de las libertades y la pluralidad, pero que sigue activando las alertas cada vez que algo se sale de su estandarizado sistema de valores morales. En este caso, la amenaza tenía nombre y apellido. En la película, se muestra a Larry Flynt como un paleto de pueblo ganándose la vida en la gran ciudad. Desde luego, pese a que es un negociante y un embaucador, es influenciable, temperamental y hasta cierto punto imprevisible. Cuando asiste a los juicios en los que se le acusa de pervertir morales, piensa que está allí para ganar y que se le deje seguir publicando sus revistas para adultos. Lo que no se le ocurre pensar es que está librando una batalla universal en pos de la libertad de expresión y de prensa. De hecho, él más que defender sus libertades, se dedica – mediante frases como la que cito al inicio del panfleto – a intentar que le dejen en paz.
Pero intencionadamente o no, este es su legado y es lo que narra El escándalo de Larry Flynt: un alegato por las libertades de conciencia y – que es lo que tratamos en este ciclo, por lo que he de incidir – de prensa. Por lo menos de forma general; su tormentosa vida privada y sus propias contradicciones credenciales también aparecen aireadas en la película, pero esto no viene al caso. Ya lo descubrirán durante su visionado.
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