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Freaks de Tod Browning


Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.


«El interés de Browning por los forasteros y los rechazados fue, sin duda, nutrido por su paso por el circo, y comprende bien la atracción de la audiencia por esta imagen oscura y vulnerable de la vida carnavalesca, ocultada por la mascarada de la alegría. Sus héroes no eran atractivos y glamurosos como los que se encuentran en la mayoría de las películas, sino esos seres despreciados que normalmente se ocultan a nuestra vista y son tratados de manera condescendiente.»

Michael Koller. Programador para la cinemateca de Melbourne.


Hasta conseguir su actual reputación como clásico de culto, mucho se ha tenido que escribir sobre Freaks (1932), dirigida por Tod Browning. Mientras tanto, su barroquismo ha ido inspirando a cineastas de la talla de Max Ophüls, Fellini o Bergman, junto a una larga serie de comerciantes de terror. Incluso la última cena de los vagabundos en Viridiana (Buñuel; 1961) tiene trazos de Freaks, conocida en España como La parada de los monstruos.

Después del éxito de Drácula (1931), el siguiente encargo de Tod Browning para MGM debía ser algo "aún más horrible que Drácula". Freaks se basaría en la historia corta Espuelas (Spurs de Tod Robbins, en la que un enano del circo se enamora de una amazona que acepta casarse con él cuando se entera de que ha heredado una gran cantidad de dinero. La historia fue adaptada por el guionista Willis Goldbeck —mejor conocido por escribir el guion de El hombre que disparó a Liberty Valance (John Ford; The Man Who Shot Liberty Valance, 1962)— y en la película se utilizarían atracciones reales de un Freak Show de Culver City.


Cartelería internacional de Freaks.


Hoy nos fijamos en ella como una historia concienciadora, pero lo cierto es que la trayectoria de Freaks está marcada por su polémica y oscurantismo. A pesar de la sencillez de la premisa, las imágenes conseguidas por el director y productor Tod Browning siguen impresionando a día de hoy, y ni en el periodo pre-Code, en el que todavía no se habían instalado las pautas de censura del código Hays, pudieron verse los 90 minutos del montaje final. Considerada demasiado impactante para la época, el corte de varias de sus escenas más grotescas redujo su duración en 26 minutos, perdiéndose por completo el material eliminado.

Debido a la controversia circundante, la mala prensa y la imposibilidad de encontrar una audiencia agradecida, MGM retiró la película a las tres semanas de su estreno. Se sabe que el estudio hizo muy poco para luchar por la distribución de la película y el logotipo de MGM incluso se eliminó de las impresiones existentes. Dwain Esper, a quien Louis B. Mayer vendió los derechos a mediados de la década de 1930, distribuiría la película como parte de un roadshow itinerante durante los años 1930 y 1940, emparejándola con otras imágenes de "monstruos" mientras presentaba a algunos de los actores como parte del espectáculo. Los derechos de la película volverían a MGM en 1957.

Freaks fue prohibida en muchos países (durante 30 años en Gran Bretaña) por considerarse una muestra demasiado gráfica de humanos con discapacidades físicas severas. Sin embargo, Browning, fascinado desde pequeño con los circos en los que actuaban "monstruos", no se preocupaba porque sus artistas fueran objeto de miedo o lástima. En Freaks se muestran de una manera completamente austera, sin primeros planos o música dramática alrededor, y su planteamiento inicial no es otro que la reproducción de la vida cotidiana de personas decididamente anormales, en la que se revela la temática que verdaderamente desea abordar Tod Browning: la monstruosidad más allá de las apariencias. En ningún momento se rueda a los actores sobre el escenario y como parte del disfrute del público, sino que se muestra su talento de manera natural y en privado, en los márgenes de una comunidad solidaria, unida y trabajadora en la que los verdaderos monstruos no son los menos agraciados.


Hasta el día de hoy, Freaks sigue siendo polémica debido a su aparente naturaleza explotadora, aunque ese juicio puede estar fuera de lugar.


A pesar de que la película fue pensada para ser un estudio de caracteres e insistir en la humanidad de los artistas del circo, la historia de Browning sigue contando para muchos como un relato de terror. Tras el éxito de películas como El doctor Frankenstein (Frankenstein, 1931) de James Whale (del estudio rival Universal) con Freaks se adquirió la determinación de innovar al mezclar lo tenebroso, o al menos cierto mal gusto, con un intento de comentario social, siendo las secuencias finales las que causarían más confusión al público. La fuente de vergüenza para MGM se relaciona mucho más con su aspecto inusual más que con cualquier otra cosa.

La aportación de unos interpretes que eran auténticos artistas ambulantes con deformaciones reales, dieron a entender que la película recreaba el ambiente de una pesadilla, en la que unos seres extraños se arrastraban y se retorcían en el fango en busca de venganza. Bajo esta interpretación tan precipitada incluso se ha citado el cántico "One of us! Gooble Gobble!", uno de los momentos que se recuerdan con un aire ominoso cuando en realidad comienza como un brindis por la aceptación amistosa de un nuevo miembro en la familia.

A pesar de las dudas, la película de Browning logra ser conmovedora, dura, poética y genuinamente tierna. Sin duda, apareció antes de tiempo y nadie la ha igualado. Tod Browning, que ya había dirigido personajes poco convencionales en la piel de Lon Chaney o de Bela Lugosi, dejó morir su carrera con esta película; tras ella vinieron solo otras cuatro más antes de pasar veinte años de inactividad hasta su muerte en 1962. Verdaderamente nunca volvió a tener la oportunidad de recuperar su mejor nivel creativo, ya que Freaks fue un fracaso.

La carrera de Tod Browning no era ajena a las personas con discapacidades físicas y muchas de sus películas mudas, como Garras Humanas (The Unknown, 1927) y El trío fantástico (The Unholy Three, 1925) presentaban personajes destacados con similitudes a los vistos en Freaks. Antes de llegar a Hollywood, Tod Browning trabajó quince años en el circo y muchas de sus películas presentan elementos extraídos de sus recuerdos de esta época. Al incorporar su experiencia a muchas de sus obras, éstas tratan inevitablemente sobre la confusión de ser diferente y las dificultades derivadas de ello, muy latentes en los terrenos del amor o el romance para quienes están más allá de la normalidad. En contraste con las personas de cierta belleza objetiva que poblaban la pantalla, Tod Browning se preocupó bastante más por la fealdad humana, tanto interior como exterior. La monstruosidad, vista como sinónimo de crueldad, fue central en su obra.

La controversia relacionada con el tema de la película ignoró la sensibilidad con la que Tod Browning retrata a los personajes, aunque en el acto final se extraiga de estos su lado más oscuro. El código de lealtad y camaradería que existe entre ellos, en contraste con la depredación egoísta a la que se enfrentan, forma parte de una adaptación del guión que busca advertir del amor desmedido por la belleza, sugiriendo unas implicaciones peligrosas descritas ya desde el prólogo: "El amor por la belleza es un impulso profundamente arraigado que se remonta al comienzo de la civilización". Como tampoco la belleza y la bondad son mutuamente excluyentes, se hace referencia al atractivo físico como un velo, ocultando un interior siniestro, ya que no todos los personajes de la película que podríamos calificar como atractivos son malvados.


Es parte de la brillantez de Freaks que las líneas entre lo normal y lo anormal, lo nuestro y lo de ellos, lo moral y lo inmoral, se vean borrosas constantemente.


Hoy en día, sirve de antídoto contra el culto a las apariencias y a la perfección física. Un tributo extraordinario al reparto y que finalmente encontraría una audiencia más joven y apreciativa de su obra. El elenco de la película encontró poco trabajo y no es por el fracaso de la película. La industria del cine, como un todo, parece tener una incomodidad innata al representar a las personas con anormalidades físicas, y rara vez se exhiben en la pantalla. A través de múltiples reediciones y reestrenos se ha alcanzado una visibilidad que irradia positividad en libros, películas, series o canciones, y no es que sus aficionados hayan terminado por aceptar a los "freaks", sino que se aceptaban a sí mismos como parte de ellos. Su impacto inicial ha disminuido a través de los años y la controversia en torno a Freaks ya no radica en la ética de la su representación y su imagen, sino en el deseo de suprimir a aquellos que incomodan por su apariencia. Aunque queda por verse si estas imágenes son o no empoderadoras, el hecho es que la visión de Tod Browning simpatiza bastante con la difícil situación de los llamados "freaks", a la vez que la huella artística dejada en la cultura popular recuerda la exorbitada conmoción que causó en un primer momento.

Freaks sigue siendo una película única en la historia del cine estadounidense y las polémicas que ha suscitado hasta ahora arrojan luz sobre la percepción que se tiene de los discapacitados en la sociedad. Aunque nunca fue prohibida en los Estados Unidos, su recepción provocó una especie de autocensura por parte de un estudio importante. Esta percepción de "explotacion morbosa por razones comerciales de personas deformes que se afirma dignificar" se ha ido diluyendo con los años gracias a las simpatías generadas por los propios espectadores, perfectamente conscientes de quienes son los verdaderos "freaks" a los que alude el título.

En 2018, la importancia de mostrar Freaks reside en hacernos considerar a quienes nos resultan extraños por su aspecto. Al alterar las convenciones sobre los personajes con los que debemos identificarnos, las simpatías del espectador se posicionan del lado de los "monstruos". Este es el impacto que mantiene la película, y seguro que la audiencia seguirá alentando a sus protagonistas durante mucho tiempo, aunque estos se parezcan más a lo que tradicionalmente asociamos a un villano.



Toni Cristóbal


Vídeo introductorio a Freaks
por Toni Cristóbal.