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Noche y niebla de Alain Resnais. Pequeño documental sobre Auschwitz.


Me acordé de este documental a mi vuelta de un viaje de placer con amigos a Cracovia. Allí nos acercamos hasta el campo de concentración de Auschwitz en el que una guía nos fue contando parte de  la atroz historia que allí se vivió. La voz en off del documental, así como los largos travellings nos muestran, al igual que nuestra guía, los lugares en que se ejecutaron a miles de personas.

Ya, el joven Resnais, afianzaba el estilo pausado que más tarde se pudo ver en Hiroshima mon amour o El año pasado en Marienbad.

Doce años después de la liberación y del descubrimiento de los campos de concentración nazis, Alain Resnais, nos transmite todo el horror del holocausto en apenas media hora a través este sobrecogedor documental. El film combina escenas tomadas en 1955 en color de los campos vacíos, donde vuelve a crecer la hierba, como si la naturaleza quisiera tapar tanto horror... con otras de la época (1944), del transporte en trenes, de los campos y, cuando la derrota hace imposible eliminar los cadáveres, las montañas de esos cuerpos desfigurados y en descomposición.

El título Nuit et Brouillard (Noche y niebla) hace referencia al Decreto Nacht und Nebel (Decreto Noche y niebla, también llamado Decreto NN)del 7 de diciembre, firmado por el mariscal Wilhelm Keitelen y hace referencia a su particular operativa y en la aplicación de prácticas de desaparición forzada de personas, incluyendo el asesinato de prisioneros de guerra cuyos derechos estaban protegidos entonces por la Convención de Ginebra.

Nuestra visita anduvo lenta y silenciosa, sorprendidos al ver las cámaras de gas, los crematorios, los miles de zapatos, gafas y cabellos que se amontonaban por doquier. A todos se nos encogió el alma contemplando los rostros de niños esqueléticos en las fotografías. Para mí, lo más impactante fue ver flores en recuerdo de algún familiar, gente que había depositado una flor en una fotografía de un pasillo en la que habría miles de fotografías.

Nos subimos al autobús de vuelta a Cracovia siendo conscientes de lo afortunados que éramos viviendo en un  lugar y tiempo diferentes, y de la sensación de estar aún si cabe, más vivos todavía.

JMT.