Translate

El espíritu de la colmena de Víctor Erice

Ficha técnica  y sinopsis. Portada del programa de mano.

El título, en realidad, no me pertenece. Está extraído de un libro, en mi opinión, el más hermoso que se ha escrito nunca sobre la vida de las abejas, y del que es autor el gran poeta y dramaturgo Maurice Maeterlinck. En esa obra, Maeterlinck utiliza la expresión 'El espíritu de la colmena' para decribir ese espíritu todopoderoso, enigmático y paradójico al que las abejas parecen obedecer, y que la razón de los hombres jamás ha llegado a comprender.
Victor Erice

   El espíritu de la colmena (1973), es una obra aislada en la Historia el cine español. Aislada por su inmensidad, y por su naturaleza. Con esta obra, Erice empujaba al cine español hacia la modernidad de otras cinematografías europeas. Tras 37 años desde su estreno, El espíritu de la colmena, es una obra no superada por ninguna otra en la actualidad, que conserva todo el misterio y hermetismo original.

     La escasa filmografía de Víctor Erice, nacido en Carranza, Vizcaya, el 30 de junio de 1940, es, sin embargo, uno de los legados más recurridos por todos aquellos aspirantes a cineastas en España y el resto del mundo. Sus 3 filmes y varios cortometrajes, son revisitados continuamente en las escuelas de cinematografía, lo cual es suficiente para intentar dar una explicación a la importancia de estas películas. Erice, es un caso muy atípico incluso a nivel europeo, tan sólo comparable a cineastas de la talla de Andrei Tarkovski o Dreyer. Cineastas únicos, cuyas películas requieren de una atención especial para ser visitadas; cinematografía en estado puro, donde el lenguaje audiovisual necesita ser aprehendido para su comprensión narrativa y, sin embargo, cuyas imágenes se absorben sin dificultad ante la simple contemplación. Lo simple y lo complejo conviven armónicamente en este cine tan necesario como escaso en la cinematografía española, en particular.

     Entre las tres obras, imprescindibles, de Erice, junto a El sur (1983) y El sol del membrillo (1992), El espíritu de la colmena se erige como fundamental en la totalidad del cine español. Asistimos ante un film de continuo estudio desde su estreno, tanto en su enclave particular como en su dimensión histórica y argumental.

     El espíritu de la colmena nos sitúa en Hoyuelos, una localidad segoviana perteneciente al municipio de Santa María la Real de Nieva, en el año 1940, primer año de postguerra.
     En este ambiente hermético, el silencio es el mayor protagonista del lado adulto de la historia; ellos, los adultos, acaban de decirlo todo; se limitan a obedecer y esperar. Las lecturas sobre los principios de este hermetismo moral, social y político, enclave en los adultos del film es de un carácter altamente ambiguo. Erice afirmaba que los censores franquistas no pudieron tocar un solo fotograma de la película ya que no tenían argumentos ante ella. Además, aseguraba que estaban convencidos de que nadie la vería. La interpretación de Teresa Gimpera y, sobre todo, de Fernando Fernán Gómez es tan convincente como enigmática.

     Fernando, es un apicultor padre de dos niñas, Ana e Isabel, de 6 y 8 años respectivamente. Casado con Teresa, su relación se limita a la convivencia y el distanciamiento en la pareja es más que evidente. Al igual que con el resto de las cuestiones aparentemente planteadas, el film no responde a ninguna de las cuestiones sobre este distanciamiento y se limita a enseñarnos sus almas por separado. Fernando es un sereno apicultor en cuyo rostro podemos reconocer cierta desolación y resignación. Sin embargo, los motivos de su apatía y resignación no son desvelados en ningún momento, y mucho menos su origen que cada uno debe descifrar a su manera. Es evidente la lógica alusión política de todo el contenido en la película; la orientación en este sentido del apicultor castellano, aunque de fácil suposición puede llegar a ser lo suficientemente ambigua como para evadir la censura, como decía el propio Erice. Por lo tanto, y respetando el espíritu de la película, espero no razonar demasiado los misterios que la envuelven mientras escribo esta presentación, ni expresar mi opinión sobre sus enigmas que, por supuesto, tengo a mi criterio.

Cartelera diversa.

      El personaje de Teresa, al igual que el de Fernando, es de carácter reservado y paciente. Sin embargo, el universo interior de Teresa parece ser muy diferente al de su marido y la dirección de sus pensamientos se nos antoja muy distanciada del mismo, según las escasas evidencias que nos muestra Erice. Enamorada de un amante soldado con el que se cartea, no sabemos tan siquiera si está vivo o muerto. Erice, entre cuyos cineastas fundamentales se sitúan los japoneses Yasujiro Ozu y Kenji Mizoguchi, hace logradas muestras de su admiración a estos, sobre todo, en los pacientes encuadres y ritmo narrativo. De Mizoguchi, además de la mística, comparte su inquietud por el universo interior femenino. Quizá es por ello, que los protagonistas, exceptuando el padre, sean niñas. Sin embargo, a Teresa también le dedica su espacio; en un plano en particular, le dedica un encuadre fijo de más de un minuto con Teresa echada en la cama, en el que somos conscientes de su psicología sin necesidad de diálogos; un plano excepcional.
  
     Teresa Gimpera, como todos los protagonistas utiliza su nombre real para su personaje; esto es debido a una de las peculiaridades mas interesantes del film, que es la de evocar la "no interpretación" de los personajes infantiles de Ana e Isabel, para conseguir plasmar su naturalidad hacia los adultos. Erice consiguió su propósito con creces, y la evocación de la infancia en El espíritu de la colmena roza el documental, desde la proyección de la película en el pueblo, hasta el maravilloso y constante asombro de Ana Torrent.

Victor Erice consigue adentrarse en el universo infantil a traves de las niñas Ana e Isabel.

     Y es que en El espíritu de la colmena es protagonista absoluto y omnipresente la inocencia, o lo que es lo mismo, la infancia. Ana e Isabel ven por primera vez en la realidad y en la ficción la película de James Whale, El doctor Frankenstein de 1931. Así da comienzo el film, con la llegada de las cintas de Frankenstein al pueblo para su proyección. Las escenas de la niñas contemplando la película son, según Erice, las mas recordadas por el cineasta vasco y unas de las mas conseguidas por un cineasta trabajando con niños. Frankenstein es utilizado en la película como metáfora de la dualidad entre el bien y el mal; es un símbolo transitorio y de redención hacia lo culpable. En todo momento son recurrentes las cuestiones de las niñas, sobre todo de Ana, hacia la naturaleza de Frankenstein y su dilema entre el bien y el mal. Intentando encontrar una respuesta sobre el porqué del asesinato de la niña en la película proyectada en el pueblo, Ana se imagina poder preguntárselo personalmente; para ella, y esto es lo maravilloso del film, Frankenstein existe de verdad. Y existe de tal manera que finalmente hacia el final de la película, se le aparece realmente. Es de suponer que ese Frankenstein que ve Ana es el espíritu enunciado en el título. Sin embargo, Erice consigue una narración multidireccional, con lo que no llegamos a saber exactamente a qué o a quienes hace referencia. El otro personaje infantil, Isabel, alude a una especie de simbología esotérica. De carácter más oscuro, los dilemas de Isabel giran en torno a la vida y la muerte o, al menos, eso parecen reflejar algunas de sus escenas; por ejemplo, en la que engaña a su hermana fingiendo su muerte.

     En el interior de Ana crece la idea de la existencia del monstruo, acentuada tras encontrar a un fugitivo miliciano escapado de un tren y escondido en una caseta abandonada. Ana y su hermana, juegan con lo misterioso, con el otro lado, con otros mundos; en realidad, todos los personajes se evaden hacia otros mundos, cada uno a su manera, algo loable viviendo el momento que les ha tocado vivir. Ambas niñas son mostradas jugando en sus camas, en el campo y en la escuela, dentro de un hermetismo casi silvestre.

      Es razonable, la controversia surgida desde el estreno del film a partir de la simbología que plantea la relación fraternal de las niñas, en alusión a la Guerra Civil. También, es evidente que ambas niñas evocan un espíritu de asombro casi contrapuesto; sin embargo, la sutilidad del enfoque de Erice hacia cualquier cuestión política, hace imposible la afirmación de cualquier teoria derivada de las actitudes de ambas niñas, de sus padres, Fernando y Teresa, y del resto de habitantes de Hoyuelos.

     La simbología en El espíritu de la colmena es más evidente en la estética y escenarios del film que en la narración, que es especialmente escasa en diálogos. Particularmente, los motivos hacia la colmena en el interior de la casa, con esos filtros anaranjados y ventanas de rejilla. También en los exteriores, en la caseta y los campos, todo con una fotografía maravillosa de Luis Cuadrado.


Las niñas Ana e Isabel, asisten a la proyección en el pueblo de "El doctor Frankenstein (1931)" de James Whale, por primera vez en la ficción y en la realidad.


     Cabe destacar en esta producción de Elias Querejeta, además de todo lo dicho, la omnipresencia del propio cineasta Víctor Erice que hace un uso del ritmo narrativo y argumentos como pocas veces en el cine español. El espíritu de la colmena ha sido aclamada internacionalmente desde su estreno como una de las mejores obras de nuestro cine.

     Ganadora de la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián de 1973, entre otros galardones internacionales, es un orgullo para La Filmoteca de Sant Joan revisitar esta obra maestra del cine español en nuestro ciclo dedicado a los niños de la Guerra.


Javier Ballesteros.

-------------------------------

Otros artículos relacionados:
-El Laberinto del Fauno de Guillermo del Toro.
-Juegos prohibidos de René Clément.

Otros artículos relacionados con la infancia:
-Pather Panchali (La canción del camino) de Satyait Ray.