Bienvenido, Mr.Berlanga.





«Imagino un lugar rocambolesco, con personajes ataviados de forma estrafalaria y casi cómica para la ocasión. Luis García Berlanga, uno de los cineastas más grandes de todos los tiempos, había prometido cruzar la calle principal para estrecharle su mano uno a uno a todos los emocionados vecinos de aquel remoto lugar, llegado el momento de su exilio de este mundo. Sin embargo, Luis se marchó hoy muy temprano. Cansado de ese sueño lento y pesado llamado Alzheimer, despertó para marcharse con los suyos, sin avisar. Al irse, no sabemos que camino siguió, pues desconocemos el itinerario de los genios en su encuentro.

Luis se marchó esquivando su promesa, su particular verdugo, con mordaz ironía, por ese corredor picado en plano general que lo dirigía, irrevocablemente, tras una pequeña puerta, a esa calle, ese lugar de innumerables seres descritos en sus historias, para dejarlos plantados merecida y eternamente, eufóricos en la espera, en agradecimiento a su creador, al grito de "¡Bienvenido, Mister Berlanga!".»


Descanse en paz, Mr.Berlanga.

Javier Ballesteros


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A continuación publicamos un extracto del programa de mano de El Verdugo (1963), sexto film proyectado en la 1ª edición de La Filmoteca de Sant Joan, en Marzo del 2008 :


Portada del programa de mano ofrecido en "La Filmoteca" el 28 de Marzo de 2008,con motivo de la proyección de "El Verdugo (Luis García Berlanga, 1963)" dentro del ciclo "Retrato español, antes y despues"


En El verdugo, Luis García Berlanga retrata ampliamente la sociedad española de los años 60. Por una parte, nos muestra un Estado que está modernizando sus estructuras económicas pero que al mismo tiempo convive con una estructura de poder de carácter autoritario y con una sociedad que todavía conserva valores tradicionales como pueden ser el honor o la decencia.

Respecto al modelo socioeconómico que refleja la película, se pueden observar dos de las principales fuentes de actividad económica como el turismo y sobre todo la construcción, las cuales pasados 45 años siguen siendo motivos de controversia y denuncia social hoy en día.

Este contraste entre modernización económica y valores anclados en la tradición (y especialmente en el caso español, en la moral católica que se perfila única y obligatoria) se puede observar en varias secuencias de la película como las que transcurren en la visita al piso aún en construcción. Los bloques de pisos muestran precisamente eso : un proceso de urbanización acorde al proceso modernizador, que en la España franquista fue caótico, con poca o nula planificación y lo que es mas grave, con un componente de corrupción muy adherido al régimen.

Pero Berlanga no solo retrata la moral, también denuncia de desigualdad existente entre los grupos sociales. En la escena de la boda, por ejemplo, también nos muestra la actitud hipócrita de la iglesia y el tratamiento desigual que la institución y las autoridades eclesiásticas otorgan a los diferentes grupos sociales según su estatus.



El irrepetible José Isbert, comparte protagonismo con Nino Manfredi y Emma Penella, dando forma a la mordaz sátira del mejor Rafael Azcona junto al maestro Berlanga.


Uno de los temas clave en la película, es el de la batalla entre individuo y sociedad, es decir, el punto en el que los protagonistas expresan sus preferencias, y donde los condicionamientos externos y sociales, pesan a la hora de escoger. En El Verdugo, los personajes no “escogen” sus acciones. El personaje principal es un hombre joven que quiere emigrar a Alemania y aprender el oficio de mecánico; quiere escapar de la realidad que le rodea. Alemania es algo así como la libertad, al fin y al cabo, su elección. Cuando Carmen se queda embarazada comienzan a darse una serie de condicionamientos que harán que la elección del personaje principal esté cada vez más lejos, y que finalmente resulte imposible. El “chantaje”, por decirlo de alguna manera, durará toda la película y el deseo subjetivo e intencionalidad de acción quedarán omitidos en el personaje de José Luis. De hecho, él intenta “decidir” durante toda la película, incluido el final en la escena en la que pide papel al director de la prisión para dimitir como verdugo sin llegar a conseguirlo, y siendo de nuevo arrastrado por condicionamientos ajenos a su voluntad.

La escena en la que es arrastrado en un gran plano general atravesando el patio con el condenado a muerte justo delante suyo, es todo un símbolo de su derrota, y por tanto, un símbolo de la derrota del individuo frente a la sociedad. Una derrota que escenifican ambos condenados: el que será ejecutado y el ejecutor de la pena.

Al igual que para varios directores modernos de la época, como Antonioni y Bergman, a los que en un guiño cómplice hace referencia en una escena de la película, así como para otros directores españoles como Juan Antonio Bardem y Luis Buñuel, la alienación de la sociedad hacia el individuo es para Berlanga un tema fundamental, aparte de la denuncia lógica al sistema franquista, la estructura conservadora y tradicionalista de la España de los años 60.

Para muchos, El verdugo, es probablemente la obra más importante y significativa de la cinematografía española. Con su estilo tremendista y humor negro, además de un alegato contra la pena de muerte, es un testimonio de cómo el hombre contemporáneo acaba cediendo a los acontecimientos sociales, que en este caso llevan sin contemplaciones, al asesinato legal.

La crítica y el jurado del Festival de Venecia se inclinaron ante El verdugo, que recibió el premio de la crítica internacional. Más tarde fue igualmente premiada en el Festival de Moscú, y obtuvo asimismo el gran premio de la Academia francesa del Humor Negro. En España, sin embargo, sufrió "bastantes cortes de censura, muy gilipollas algunos", según comentó Berlanga. Por ejemplo, cortaron todas las veces que el protagonista hablaba de irse a Alemania, y suprimieron el ruido que hacían los hierros del garrote dentro del maletín del verdugo; también cortaron la escena en que los funcionarios de prisiones preparan el garrote". Por si fuera poco, Berlanga supo años después que "un exhibidor tuvo que quitar la película de su cine por presiones de las autoridades. Así se explica que estuviera sólo dos semanas en cartel..."



La famosa escena en la que José Luis es arrastrado en un gran plano general atravesando el patio con el condenado a muerte justo delante suyo es todo un símbolo de la derrota del joven verdugo, y por tanto, un símbolo de la derrota del individuo frente a la sociedad. Una derrota que escenifican ambos condenados: el que será ejecutado y el ejecutor de la pena.


A pesar de esa persecución, El verdugo obtuvo en España el premio al mejor guión del Círculo de Escritores Cinematográficos, y Emma Penella, el de mejor actriz del Sindicato Nacional del Espectáculo. Fue entonces cuando Franco dijo en uno de los consejos de ministros la famosa frase sobre el director: "Ya sé que Berlanga no es un comunista; es algo peor, es un mal español". Berlanga hubiera querido subrayar más el aspecto de comedia, con José Luis López Vázquez en el papel de verdugo joven, pero exigencias de la coproducción con Italia hicieron que finalmente lo interpretara Nino Manfredi. El resto del reparto, con Emma Penella y el gran José Isbert a la cabeza, respondió a los deseos del autor, logrando con ellos "un óptimo resultado, especialmente de la recientemente desaparecida Emma Penella, espléndida de gesto, de voz, de actitud...". En definitiva, "la mejor película del cine español", según las encuestas recientes de revistas como Nickelodeon y Dirigido por.

Javier Ballesteros