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2046 de Wong Kar Wai

Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.


“El amor es una cuestión de oportunidad. De nada sirve encontrar a la persona idónea demasiado pronto o demasiado tarde”
Chow Mo-Wan, 2046

    Hace dos viernes, la televisión pública emitió Happy Together (Cheun gwong tsa sit, 1997), también de Wong Kar-Wai. Una película que retrata el tormentoso amor entre un personaje comedido y otro totalmente autodestructivo. La pareja se ama y se odia a partes iguales: no son capaces de vivir juntos, pero tampoco separados. Cuando acabó y cerré los párpados dispuesto a dormir, me percaté de que en el cerebro se me había quedado a fuego el concepto de que no era una historia de simple amor. Era pasión.

     En Happy together, los protagonistas bailan un tango, se enzarzan en peleas a puñetazo limpio, se llaman por teléfono cariño-samente desde sus puestos de trabajo y se despiertan a medianoche para insultarse. Pero, en cualquier caso, su comportamiento es visceral. Es denominador común en las obras de Wong Kar-Wai. Sus personajes pueden estar pasándolo mejor o peor, pero siempre actuarán con pasión.

     La búsqueda de la pasión está candente durante toda 2046, estrenada en 2004. Su protagonista, Chow Mo-Wan, es el escritor enamorado de su vecina Su Li-Zhen en Deseando amar (In the mood for love, Dut yeung nin wa, 2000). De hecho, el punto de partida de 2046 es su retorno a Hong Kong, donde pretende aliviar su tristeza por no poder llegar a consumar su amor por Su Li-Zhen. A partir de este hecho, conocerá a tres mujeres: Bai Ling (una prostituta de lujo), Su Li-Zhen (jugadora de cartas con un sórdido pasado), que precisamente comparte nombre con su anterior amor fallido, y Wang Jing Wen (la hija del dueño del hotel en el que Chow se hospeda).

     Las relaciones que Chow mantiene con cada una son absolutamente dispares. A Bai Ling le une la mera carnalidad, salpicada con prolegómenos propios de juegos infantiles. Su Li-Zhen le ayuda a recuperar el dinero en el juego (en el que Wong se inicia al caer en una depresión a causa de su mal de amores). En cierto modo, Su se convierte en su protectora, al igual que Wang Jing Wen, que colabora en los relatos de poca monta que Chow escribe para sobrevivir. Wang está saliendo con un japonés, nacionalidad que su padre desaprueba hasta el punto de obligarle a cortar su noviazgo. Basándose – a priori – en este relación, Chow escribe un relato llamado “2046”, número de la habitación en la que Wang reside en el hotel y en la que Su Li-Zen vivía en Deseando amar. En el escrito, 2046 es el lugar al que la gente viaja para recuperar sus recuerdos. Sin embargo, aunque se base en el amor entre Wang y su novio, el hilo de esa historia es más autobiográfico de lo que Chow piensa en un principio, ya que, para empezar, todos los personajes son gente – especialmente, mujeres - que ha tenido un peso importante en su vida. Chow, encariñado con Wang – o, repito, eso cree -, la ayuda a comunicarse con el japonés. Al final, el noviazgo avanza hasta que Wang se establece en Japón para casarse con su novio. Allí, le envía una carta de agradecimiento a Chow por todo lo que le ha ayudado.

"El párrafo 201 de la Guía de pasajeros advierte que el área 1224-1225 es especialmente fría, por lo que la calefacción del tren no está suficientemente alta. Se advierte a los pasajeros que se abracen unos a otros para mantener el calor." (2046)


     Es entonces cuando Chow escribe la continuación al relato: “2047”, la habitación en la que se hospeda él en el hotel. En este escrito, narra la vuelta de 2046, durante la que el protagonista se enamora de una bella androide que precisamente tiene los rasgos de Wang. En este punto se da cuenta de que ambos relatos van sobre sí mismo: “2046” sobre su afán por encontrar en otras mujeres sentimientos que le recuerden a los que sufría cuando estaba enamorado de Su Li-Zhen (en Deseando amar); en “2047” se reconoce enamorado de Wang, la única persona que le ha hecho feliz desde Su Li-Zhen, pero entiende la imposibilidad de relacionarse con ella, puesto que está enamorada del japonés. De nuevo, vuelve a quedarse sin la oportunidad de amar.
En definitiva, comprende que el propósito de su escapada a Hong Kong y de su actual vida es volver a sentir la pasión, aquella de la que Su Li-Zhen se apropió.

"Cuando no aceptas un NO por respuesta, sigue existiendo la posibilidad de obtener lo que quieres." (2046)

     Es esa pasión con lo que se reencuentra cuando mantiene relaciones sexuales con Bai Ling, cuando conversa con Su Li-Zhen (la jugadora) o cuando Wang Jing Wen le ayuda a escribir los relatos mientras él está enfermo. En cada mujer, a su forma, encuentra la fortuna de volver a sentir, a perseguir, a desear. No todas le satisfacen en plenitud. No con todas puede llegar a consumar. Pero lo que Chow busca en ellas es un sentimiento, un estado mental que pueda adormecer los amargos recuerdos de su fallido amor.

     Wong Kar-Wai subraya esa pasión –permítanme la reiteración de la palabra, pero pienso que no hay mejor definición– en cada plano. Los intensos y cálidos colores, la músi-ca de la época, los parsimoniosos travellings y zooms, la elegante cámara lenta, unos planos cortos que se bastan para describir las tensiones internas de los personajes, que cuando sienten, lo hacen de verdad. Los actores dan vida a unos caracteres en los que las zonas grises no existen: sus gestos transmiten –aunque sea por pura frialdad, como los androides– intensidad de sentimientos. Con todo esto, 2046 llega a ser una pieza rítmica, como si de una lenta danza se tratase. Wong Kar-Wai convierte la película en una travesía no sólo para Chow Mo-Wan, sino para el espectador. 2046 es un viaje en busca de la pasión a través de la memoria sensitiva.

Trailer promocional de 2046.
"Todo el que va a 2046 tiene la misma intención. Quieren recapturar recuerdos perdidos. Porque en 2046 nada cambia nunca. Pero nadie sabe si esto es verdad o no, porque nadie ha regresado jamás. Excepto yo."


     Wong Kar-Wai es de los pocos románticos que quedan. Existen otras formas de vivir los sentimientos que son también muy válidas. Sin embargo, hay que reconocerle a Wong Kar-Wai que él siempre busca la máxima expresión de su perspectiva sobre la pasión. Es honestidad. Y esto siempre es de agradecer.




Trailer promocional del ciclo "Laberintos del subconsciente"


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