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El matrimonio de Maria Braun de Fassbinder


“Todos los cineastas de aquella época queríamos comunicar, tener un público. Existía el temor de invertir en emociones y sentimientos y luego desilusionarnos al no encontrar el público adecuado. Así que nos reprimía el encontrar ese público, de modo que era un cine unilateral, un cine de expresión, no de comunicación. Fassbinder representa el tránsito de la expresión a la comunicación, era un gran comunicador. Sus películas, especialmente las últimas, buscaban una relación de amor con el público; todas sus películas tienen una corriente sensual patente. Cuando las veo siento que dicen "Soy tuya, ámame".”
Bernardo Bertolucci



A día de hoy, Alemania es un país ejemplar. No sólo han sobrevivido durante el siglo pasado a episodios oscurísimos, sino que han saneado su conciencia mediante la modernización. Es un pueblo que ha sabido perdonar y perdonarse, pero sin olvidar. Han cicatrizado heridas abiertas con otros países y entre los propios alemanes. Los tiempos del Deutschland über alles (Alemania por encima de todo) son afortunadamente lejanos. Pero la esencia de ese lema, con su cambio de matices correspondiente a todo lo padecido por el pueblo alemán durante los últimos cien años, pervive entre la gente. Los alemanes están concienciados de que Alemania está por encima de ellos y actúan en consecuencia.

Rainer Werner Fassbinder, director prolífico aunque de corta trayectoria, se mostró bastante interesado en retratar cómo se las manejó Alemania tras uno de estos episodios negros antes mencionados: el fin de la II Guerra Mundial y caída del nazismo. Concretamente, retrató al país durante la época del denominado “milagro económico” (por el que Alemania se recuperó muy rápidamente de los desperfectos de la guerra) en la conocida “trilogía BDR” o trilogía de la República de Alemania Occidental. Las tres películas que comprenden esta trilogía son El matrimonio de Maria Braun, Lola y La ansiedad de Veronika Voss. Es necesario para el que escribe estas palabras incidir en que, como bien indican los títulos de estas tres películas están protagonizadas por mujeres.



La sensual Hannah Schygulla interpreta a Maria Braun

Y es que el personaje de Maria Braun, interpretado por una descarada y sensual Hanna Schygulla, es absoluto protagonista, dueño y señor de la historia de la película. El prólogo es una declaración de intenciones para la obra y para la propia protagonista. En pleno ataque aliado, una pared con un cuadro de Hitler estalla y podemos observar a través del agujero que la explosión deja cómo Maria y su marido – un soldado de la Alemania nazi - se casan firmando los papeles de su matrimonio mientras se arrastran por el suelo y las detonaciones se suceden. Con esta secuencia, Fassbinder nos resume el carácter impertinente del matrimonio protagonista de la historia y también nos sugiere la importancia de la simbología para entender las intenciones de la obra. Maria Braun es una mujer autosuficiente. Inteligente, perspicaz y ambiciosa, sabe con quién relacionarse y cómo aprovechar su verborrea y su despampanante físico. Durante la ausencia de su marido, destinado a combatir el ataque de los Aliados, se las ingenia para ir sobreviviendo. En una escena en la que el propio Fassbinder hace un cameo como comerciante, Maria Braun le hace dos compras y le desecha otra: compra licor para que su madre ahogue las penas; un sensual vestido para atraer conseguir un trabajo en un club nocturno y atraer las miradas de los soldados americanos; y por último, cuando el vendedor le ofrece la obra completa de Kleist, la rechaza porque “los libros arden muy rápido”. Esta escena simboliza la Alemania de posguerra como un país que quiere olvidar, al que no le importa relacionarse con sus antiguos enemigos y dejar atrás su propia herencia cultura en pos del resurgimiento. Maria acaba entablando una relación sexual con un soldado americano, que la deja embarazada. Cuando Hermann vuelve y descubre a su mujer a punto de tener sexo con su amante americano, abofetea a Maria y forcejea con el soldado. Maria, en pleno entuerto, se decanta por su marido, matando al soldado de un botellazo en la cabeza. En el juicio por el crimen, Hermann se inculpa del asesinato y es condenado a la cárcel en lugar de Maria.

Porque Maria es una mujer autosuficiente, pero ni de lejos es independiente. Puede conseguirlo todo embelesando a cualquier hombre, pero al fin y al cabo necesita reencontrarse con su marido y todo lo que hace se encamina paradójicamente en esa dirección. Ya sea abandonar su hogar y comprarse su propia casa o acostarse con enemigos. Todo lo hace con el objetivo de crear un futuro próspero para ella y su marido, de reconstruir su vida de entre las ruinas. Y su marido opina lo mismo. Le da igual esperar lo que haga falta y actuar como sea si la dicha es buena. Ella le quiere pese a ser un nazi que cuando sale de la cárcel le abandona. Él la quiere pese a que ella se acuesta con hombres para conseguir poder. Se perdonan porque saben que es por el bien común. Es la metáfora del resurgimiento de Alemania tras la II Guerra Mundial. Los alemanes pelearon por levantar el país, flirteando con los americanos, re-adaptándose a la cultura europea que los veía como la oveja negra del continente. Y al final, consiguieron el milagro económico y hoy en día es uno de los países líderes de la Unión Europea. Un país, que como Maria y Hermann Braun, se perdona los errores pasados y mira al futuro.


Maria Braun flirtea con un soldado americano. Una metáfora de las relaciones germano-americanas en tiempos del milagro económico alemán.


Sin embargo, al final de la cinta, - que no desvelaré, pues contar el final de las películas está muy feo, aunque sea para escribir una crítica -, Fassbinder deja una advertencia. Con espectacular sutileza, nos muestra lo que puede ocurrir si Maria Braun tiene un descuido. Fassbinder apoya al hombre que proclamó que el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. Y de forma muy trágica.


Antonio Ruzafa

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