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Blow Up de Michelangelo Antonioni

Portada del programa de mano. Ficha técnica y sinopsis.

"Necesitaré al menos otra película para explicar
Blow up." 
 

Michelangelo Antonioni, tras recibir la Palma de Oro en Cannes, 1967

    Todavía hoy, 44 años después de su estreno, Blow Up es uno de esos filmes irrepetibles que generan multitud de opiniones y puntos de vista. Es, por lo tanto, uno de los filmes mas interesantes y estudiados de la Historia del Cine.
     El cine de Antonioni no es de visita sencilla. Pero al contrario de lo que muchos afirman, ante todo es vital y para nada aburrido. Siempre y cuando nos acerquemos a la experiencia de su mirada desde un ángulo diferente.
     La mirada de Antonioni es compleja y sencilla al tiempo, crítica e ilimitada en los bordes y tiempos narrativos. Es, ante todo, una experiencia únicamente cinematográfica.

     Vayamos por partes. Anteriormente a Blow Up, Antonioni había realizado la magistral “Trilogía de la incomunicación” de la que muchos, entre los que me incluyo, creen que fue el punto de partida del cine moderno. Si entendemos “cine moderno” como un cine maduro, sin ataduras genéricas, que requiere de sentidos abiertos e ímpetu observador y crítico por parte del espectador. Este “cine moderno” se incluye dentro del llamado “cine de autor”, mucho más amplio, que abarca prácticamente todo aquel cine con omnipresencia de estilo y crítica del cineasta en la realización. Pero, a diferencia de los “collages” juveniles de Godard y compañía, de los dilemas filosóficos de Bergman, históricos y antropológicos de Dreyer, etc., el cine de Antonioni se alejaba por primera vez del gran público para retratar consciente y libremente a colectivos específicos de la sociedad moderna.

    Si tenemos en cuenta que el primer film de Antonioni como guionista, Gente del Po (1943), era un documental, la lógica cercanía al Neorrealismo de sus primeros films, su ideología política, cercana al marxismo y al progresismo, podemos deducir sus principales motivaciones creativas e intelectuales. De esta forma, contrario a un estilo conservador, el cine de Antonioni siempre levantó controversia, amor y odio a partes iguales y una sensación de adelantado a su generación. De forma similar a Buñuel, Antonioni se alejo de las masas, del retrato neorrealista, para “observar” a las clases sociales más privilegiadas y ofrecer su particular mirada. En una ocasión, Antonioni afirmó que después de la Segunda Guerra Mundial, del neorrealismo, del retrato dramático de la postguerra y de las clases obreras, le resultaba mucho más interesante observar a las clases privilegiadas. Afirmaba que la clase obrera tenía demasiados problemas intentando sobrevivir y que le era más interesante retratar el estado psicológico de la sociedad acomodada, con sus contradicciones, miedos, alienamiento, inadaptación y aburrimiento. En definitiva, retrató la falta de vitalidad, de consciencia de lo real, las preocupaciones y superficialidad de la sociedad de consumo. Todo ello con un fabuloso estilo documental y fotográfico.

     Es por ello que el cine de Antonioni no debe considerarse aburrido. Al contrario, su cine es impulsivo, joven, inquieto y desafiante. Una de las características de su “cine moderno”, de su mirada, es su condición de observador como realizador. Siempre omnipresente pero alejado al tiempo. Es decir, en una relación ficticia realizador-protagonistas, no interviene, no corta planos y deja pasar el tiempo. Fiel a su estilo documentalista se mantiene al margen de lo que ofrece su mirada. Puede que los protagonistas de sus films sean pedantes y aburridos e incluso que no suceda nada o hagan cosas inconexas y sin lógica. De alguna manera, su intención es mostrar a sus personajes libres de dramatización y apartarse. Simplemente mirar. Y esto es algo que sólo Antonioni puede ofrecer y que cuando somos conscientes podemos asimilar mucho mejor.
     Esta particular mirada es uno de los puntos de partida más interesantes a la hora de abordar Blow Up y su inclusión dentro de este denso ciclo sobre voyeurismo y sobre la relación realidad-ficción adjunta al arte cinematográfico que se incluye.


David Hemmings (Thomas) y Vanessa Redgrave.  

     Blow Up es la primera película realizada por Antonioni fuera de Italia. Atraído por el movimiento del “Free Cinema” británico, con muchas similitudes con su cine, comenzó en Londres su particular periplo anglosajón con esta libre adaptación del relato “Las Babas del Diablo” del escritor argentino Julio Cortázar. La trama básica narra el descubrimiento de un asesinato por parte de un joven y exitoso fotógrafo londinense.
     Esta sencilla sinopsis le sirve a Antonioni como ingeniosa excusa para abordar un amplio abanico de descripciones culturales y sociales en el contexto del “Swinging London” de los años 60. Todo ello, con un peculiar estilo narrativo y fotográfico.
     Thomas, interpretado por un irrepetible David Hemmings, es un atractivo y ambicioso fotógrafo londinense algo prepotente y ocioso. Es joven, impulsivo, caprichoso, astuto y dominante. Alrededor de Thomas y dentro de una atmósfera sexual, desinhibida y lisérgica, se encuentran varios personajes, la mayoría mujeres, despreocupadas y ociosas.
     Bajo esta atmósfera de despreocupación general que caracteriza este periodo y más concretamente el Londres de clase media alta de finales de los 60, Antonioni parece encontrar el contexto perfecto para mostrar su mirada sobre la percepción de lo real, la alienación por las modas, el consumismo, la automatización de los individuos, la manipulación sobre nuestra percepción de lo que vemos y el momento presente que vivimos, sea en la época que sea.
     La virtualización de lo irreal. En Blow Up ocurre lo contrario a la lógica naturaleza del cine donde lo real se virtualiza en una pantalla de forma irreal. Antonioni nos muestra lo irreal como posibilidad, desde fuera y desde dentro.
     En muchas ocasiones como espectadores nos preguntamos si es cierto lo que vemos. Antonioni dota progresivamente al protagonista de una consciencia extra-fílmica sobre lo real y lo irreal. Thomas, comienza creyendo ver a través de sus ampliaciones ('blow-ups') a unas fotos realizadas de una pareja en un parque, un cuerpo asesinado. Antes de esto, Thomas es uno más; se comporta impulsivamente y despreocupado. Vemos como retrata a sus modelos, consume compulsivamente y disfruta observando a través de su cámara fotográfica. La cámara fotográfica y las fotografías son, por lo tanto, símbolos conectados con la propia película y sus intenciones. Thomas observa sus fotografías; nosotros, como espectadores, una sucesión de fotografías en movimiento que son la propia película en sí. En medio de todo esto, omnipresente, se sitúa Antonioni, a veces de forma muy evidente como al inicio y final de la película. Junto a “Él”, y en el mismo limbo, sitúa a los mimos que aparecen en el prólogo y el muy estudiado epílogo. Estos mimos parecen ser los dueños de todas las respuestas y el desconcertado Thomas una especie de "Elegido".

     La inquietud de Thomas avanza a medida que empieza a ser consciente de la posibilidad de lo ficticio. Comienzan entonces los juegos hacia el espectador con los dilemas entre real o imaginario. Se plantea la existencia del cuerpo que incluso es mostrado físicamente en un punto del film desconcertante; la existencia de la chica del parque; y así, progresivamente, la existencia de varios elementos hasta el epílogo final. Entre tanto, se nos plantean otros temas de carácter más sociológico como la alienación juvenil, con una famosa escena y un concierto de The Yardbirds, la soledad conyugal e incluso la afiliación colectiva en la escena de la huelga.
     El tema fundamental, pues, es la consciencia; de la juventud, sobre todo, retratada en el fumado ambiente londinense como inconsciente de lo real. Con el tema de las drogas, también hay mucho juego, evidentemente, ya que aparte de lo contado, Blow Up es un auténtico retrato documental de la juventud londinense de 1966. En esta vertiente documental es muy interesante el retrato de la impulsividad y el consumismo, generalizado en la escena de la tienda de antigüedades; y el retrato juvenil, en particular, en la escena del concierto. Al parecer Antonioni tenía cierta necesidad de mostrar lo efímero de lo material y del paso del tiempo.
     Finalmente, el epílogo es una de las secuencias más celebradas de su filmografía que todavía sigue levantando multitud de opiniones al respecto. Es evidente que hay un mensaje. Mi opinión, como comenté anteriormente, está estrechamente relacionada con la propia naturaleza del cinematógrafo y la percepción humana de lo real. Simbólicamente, pienso, es un satírico informe del peligro de la alienación de la sociedad. Algo así, como que vemos y sentimos lo que quieren que veamos y sintamos.

Trailer original

     Blow Up es por méritos propios una de las mejores películas del cine moderno. Con cada revisionado gana más y más. La semana que viene veremos La Conversación de F.F.Coppola que afirmó la necesidad de continuar explicando Blow Up como aseguraba Antonioni en la cita inicial, con explícitos homenajes como la inclusión de mimos.
     Además, Blow Up también está rodeada de muchas curiosidades, sobre todo por el equipo técnico y artístico. La banda sonora fue compuesta por Herbert Hancock, mas tarde Herbie, famoso compositor de Jazz. En la escena del concierto tocan The Yardbirds, en cuyas filas militaban Jimmy Page y Jeff Beck; este último fue el encargado de romper la guitarra en la famosa secuencia imitando a Pete Towshend de The Who. Julio Cortázar recibió 4.000 dólares por los derechos del relato; finalmente la película se convirtió en el mayor éxito comercial y de crítica de Antonioni, recaudando 25 millones de dólares. En el film aparecen Veruschka von Lehndorff, famosa modelo de la época, y Jane Birkin en su primera aparición en el cine cuyas eroticas escena causaron mucha controversia al igual que la participación de Vanessa Redgrave al realizar el primer desnudo frontal del cine británico. La fotografía corre a cargo de Carlo di Palma con las conocidas instrucciones de Antonioni de pintar decorados naturales, como ya hiciera en El Desierto Rojo (1964).

     Blow Up fue galardonada con numerosos premios; entre ellos, la Palma de Oro del Festival de Cannes. Asimismo, obtuvo dos nominaciones a los Oscar como mejor director y mejor película.

     Nosotros, al igual que Antonioni, necesitaremos al menos un par de películas más para intentar terminar de explicar Blow Up dentro del ciclo vigente.

     Michelangelo Antonioni, moderno creador y artesano del cine, de mirada única e irrepetible, mi cineasta más admirado.

Javier Ballesteros